75 años de las Hijas del Corazón de María en Torreón
BUENA NUEVA.- El pasado 10 de enero, las religiosas de la Congregación Hijas del Corazón de María, celebraron 75 años de prestar labor pastoral en la Diócesis de Torreón.
Por este motivo se celebró una santa misa de acción de gracias a las 6:00 de la tarde en la Parroquia Inmaculado Corazón de María, de la Col. Torreón Jardín. Presidió el señor obispo Luis Martín Barraza Beltrán y concelebraron los sacerdotes José Luis De la Fuente, Rodolfo Reza y Ramón Sevilla S.J.
Mons. Luis Martín agradeció la labor de las religiosas y también elevó una oración por el jubileo del bicentenario del Pbro. Pedro José de Clorivière S.J., fundador de dicha congregación.
«Agradecemos al señor obispo, Luis Martín Barraza Beltrán, por la delicadeza que tuvo al acompañarnos y a los sacerdotes que se encuentran con nosotras, a los padres jesuitas representados por el padre Ramón Sevilla, porque sin su apoyo no hubiéramos podido iniciar la comunidad de las hermanas Hijas del Corazón de María. Ellos promovieron el conocimiento de nosotras y canalizaron vocaciones.
»Especialmente don Fernando Romo, primer obispo de Torreón. Él fue muy cercano y siempre nos apoyó como congregación.
»Damos gracias a Dios por habernos heredado tan rico legado. Que esta vida inspire la nuestra con nuestros propios acontecimientos no solo personales, sino también los de nuestro instituto religioso, la Iglesia y el mundo», compartió la congregación religiosa durante la santa misa.
Un poco de historia
Para el año de 1939, la ciudad de Torreón contaba con un pequeño grupo de religiosas pertenecientes a la Congregación Hijas del Inmaculado Corazón de María, quienes vivían en una casa particular.
Las Hijas del Corazón de María (HCM) es una sociedad religiosa de derecho pontificio, fundada en Francia, en 1791 en plena revolución. Sus fundadores fueron Pedro José de Clorivière, sacerdote jesuita, y María Adelaida de Cicé, dama de la nobleza francesa.
En 1939, los sectores que hoy forman parte de la Comarca Lagunera eran evangelizados por sacerdotes jesuitas. En ese año acudió un provincial de dicha congregación religiosa con la finalidad de analizar la posibilidad de abrir una sociedad de las Hijas del Inmaculado Corazón de María. No fue sino hasta 1944 cuando se volvió a recibir otra visita del provincial, quien decidió visitar la casa de las religiosas que estaban en ese momento en la región. En octubre de ese mismo año quedó conformada la sociedad con ocho religiosas (entre profesas y postulantes), quienes ayudaron en tareas de evangelización.
Desde sus orígenes no llevan hábito ni ningún signo distintivo externo, lo que les permite vivir insertas en todos los ambientes, siendo presencia cordial, como María, en medio del mundo, unidas por la oración y la fraternidad.