Bajo nivel cultural y alto analfabetismo funcional
COLUMNA VERTEBRAL
Juan Ceballos Azpe
¿Qué se puede esperar de un país donde el promedio de lectura es de medio libro al año? De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), México ocupa el vergonzoso lugar número 107 en la lectura de libros; somos una nación donde el analfabetismo funcional azota a la mayoría de sus habitantes y casi tres cuartas partes de la población vive entre la pobreza y la miseria extrema. La mayoría de las ediciones de mil ejemplares tardan hasta tres y cuatro años en venderse, de acuerdo con cifras de la Asociación Nacional de Distribuidores de Libros, además de que la producción, distribución y venta de libros en nuestro país representa menos de una milésima del producto interno bruto.
En las últimas décadas se ha acentuado el proceso de desculturización por la casi nula capacidad de lectura del mexicano medio. Si bien es cierto que el índice oficial de alfabetismo en nuestro país es alto, en comparación con el resto de las naciones en vías de desarrollo, el analfabetismo funcional es preocupante ya que la mayoría de la comunidad nacional sabe leer, pero no lo hace como debiera. Paradójicamente, después de Estado Unidos, México ocupa el segundo lugar mundial en el consumo de «comics» o revistas «de monitos» que, lejos de cultivar el intelecto, son literatura chatarra que contribuye aún más a la deformación cultural del mexicano. Nuestro país tiene un mercado lector reducido, además de que no hay una política de Estado que fomente la lectura desde la escuela.
Para la SEP, la responsabilidad formal de enseñar a leer y escribir es de los maestros de primero de primaria, aunque desde preescolar se debe dar el primer impulso formal de fomentar la lectura. Sin embargo, fuera del aspecto formal, debe ser desde el seno del hogar donde se inculque este hábito a los pequeños; pero si ni los padres ni los maestros leen, ¿cómo se les puede pedir que motiven a hacer lo que ellos no practican? Por desgracia, en nuestro país y en la mayoría del resto del mundo está disminuyendo en forma alarmante la circulación de las ideas, los libros y el pensamiento, COLUMNA VERTEBRAL del peligroso decremento del nivel cultural y el incremento del analfabetismo funcional. De ahí la urgencia de rescatar la campaña que estuvo muy en boga en la década de los 70: «Apaga la tele (a lo que agregaríamos el cel, el iPad y las redes) y enciende un libro». ¿No lo cree usted así…? ¡Ánimo!