CEBs retomarán la planeación pastoral

BUENA NUEVA.- Las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) retomarán la Planeación Pastoral en su Encuentro Diocesano, luego de que el obispo de Torreón Luis Martín Barraza, a inicios de su episcopado, indicara que uno de sus principales proyectos en esta Iglesia particular sería la actualización del Plan Diocesano de Pastoral en su cuarta etapa. 

Desde el último libro, cuyo contenido fue la actualización de la tercera etapa del Plan Diocesano (2004-2010), las CEBs, abundaban y reflexionaban sobre los temas sociales por los que atraviesa el pueblo mexicano y en los cuales la Iglesia en México brinda apoyo a través de programas formativos y espirituales para contrarrestar las necesidades del Pueblo de Dios. 

En ese contexto, se informó que el domingo 9 de febrero será el Encuentro Diocesano de las CEBs en Centro Saulo. La jornada de formación tiene por tema: «La planeación pastoral»,  con subtemas en torno a este enfoque y que serán impartidos por el padre Rodolfo Reza Palomares y por el Dr. Carlos Carrasco. El encuentro iniciará con una misa a las 9:00 de la mañana, la cual será impartida por Mons. Luis Martín Barraza Beltrán. 

El impacto del Vaticano II, para pedir un cambio de evangelización 

Las aperturas provocadas por el Concilio Vaticano II (1962-1965), y concretizadas para la realidad latinoamericana en la II Conferencia Episcopal Latinoamericana en Colombia (1968-CELAM II), que emitió el documento pastoral conocido como Medellín, repercutieron en la Diócesis de Torreón, encabezada por Mons. Fernando Romo Gutiérrez, padre conciliar. 

En la década de los años 60, época del Vaticano II y de Medellín, Torreón vivió un hervidero de discusiones entre presbíteros y laicos, que atizado por el obispo Fernando Romo, se buscaba vivir la Iglesia como pueblo de Dios y esto provocaba ir al pueblo mayoritario, el menos desfavorecido: los pobres. 

Esta tendencia generaba tensiones en el pueblo creyente pues no todos eran pobres y las clases pudientes tenían su visión particular de la Iglesia. La discusión iría clarificando para descubrir de qué modo nadie quedaba excluido, pero que con una visión evangélica, se veía necesario un cambio. 

Esfuerzos para pedir justicia 

Para el año 1971, Mons. Fernando Romo envió a un grupo de presbíteros para recibir un curso de un mes en la ciudad de Cuernavaca. Pero durante casi toda la década de los setenta se desarrolló un movimiento coyuntura entre pobladores de las periferias de las ciudades laguneras, que reclamaban vivienda familiar propia y servicios urbanos: agua, luz, drenaje, etc. 

Simultáneamente en el campo, los campesinos que no tenían tierras, y que vivían de acasillados en antiguas haciendas, eran tratados injustamente. La pequeña propiedad de Batopilas se consideró como base, desde donde los campesinos encabezaban sus esfuerzos para una mejor organización en vistas a la justicia. Tanto en la ciudad como en el campo, los pobladores pedían que los acompañasen los presbíteros en sus entornos. 

Iglesia en comunión, no paralela

Conforme pasaron los años, las CEBs se fueron consolidando. El Plan Diocesano reconoció plenamente a las CEBs como «nivel de Iglesia», similares a otros niveles de Iglesia como familia, parroquia, decanato. 

A la llegada del tercer obispo de Torreón, Mons. José Guadalupe Galván Galindo, las CEBs continuaron su quehacer de Iglesia. Llegaron a existir más de 37 parroquias que apoyaban a las CEBs, sin embargo, con la desatención de la asesoría sacerdotal, este número ha ido disminuyendo hasta la fecha. 

Actualmente se trabaja con el manejo de la metodología: Ver, Pensar, Actuar. Hoy en día, las CEBs existen en un reclamo de atención. Los pastores necesitan estar con sus integrantes en sus reflexiones semanales o quincenales. 

Fuente: Pbro. Jesús De la Torre.