Cómo tener una experiencia con Dios en los días santos

BUENA NUEVA.- No ignoro la importancia que tiene para todos la vida pastoral y litúrgica de la comunidad. Sin embargo, son tiempos en los que debemos ser solidarios y responsables, cuidándonos y cuidando a los más vulnerables, dado que la enfermedad por coronavirus COVID-19, es altamente contagiosa. No podemos hacernos daño siendo omisos en esta invitación de llevar a cabo una «sana distancia» entre nosotros. Por eso es conveniente estar en casa estos días.

Así pues, la Semana Santa también la viviremos desde casa. De ser posible, siguiendo por TV o internet las celebraciones litúrgicas. Sin embargo, aunque contamos con dichos medios electrónicos, es muy aconsejable que tanto la Cuaresma, como la Semana Santa y el tiempo que dure la contingencia, sean una oportunidad para tener una verdadera experiencia de encuentro con Dios, con nuestros semejantes, con la naturaleza y con nosotros mismos.

Experiencia con Dios

Meditando su palabra, leyendo la Biblia; haciendo oración en la intimidad de nuestra habitación y rezando el santo rosario en familia. Creemos que Dios no abandona a su pueblo y que, haciendo esto, nos dará la sabiduría para hacer frente con valentía a lo que viene.

Con nuestros semejantes

El estar en casa ya es hacer un bien al prójimo. No solo porque nos protegemos, sino también porque no nos convertimos en un vehículo de transmisión del coronavirus. La vida en el hogar no es algo a lo que estamos acostumbrados, por el vaivén de cada día. 

La sana convivencia con los miembros de la familia es también un bien preciado. Hay que colaborar en las labores domésticas, animar, respetar, dialogar, perdonarse. Así mismo, no olvidemos que también los de fuera de casa son nuestro prójimo, especialmente los más pobres, los desamparados, con quienes podemos compartir el pan. 

Nuestro prójimo son también los médicos, enfermeros, camilleros y personal de hospitales que atienden a los enfermos en este momento de crisis sanitaria, pese a las condiciones precarias en las que se encuentran los centros hospitalarios públicos, con la falta de materiales y equipo. Para ellos, los trabajadores de la salud, nuestro especial respeto, apoyo y estima; les agradecemos infinitamente el bien que nos hacen y oramos para que el Señor les bendiga siempre.

Con la naturaleza

Es bien sabido que el mismo planeta se está dando un respiro con esta cuarentena casi global. Impresionan, por ejemplo, las fotografías que circulan por las redes sociales de ciudades sin contaminación ambiental, sin tráfico, sin ruido; animales salvajes que vuelven a las urbes, como reclamando un espacio que les pertenece; lugares hermosos, como Venecia, que han recuperado la transparencia de sus aguas. Ojalá nosotros hagamos un esfuerzo en tomar conciencia de que el planeta nos está urgiendo un mejor cuidado de él.

Tiempo para nosotros mismos

Guardar silencio es un bien indispensable. Pero también es tiempo de escuchar buena música (el gusto se rompe en géneros), hacer ejercicio, o continuar desarrollando alguna habilidad artística, tocar algún instrumento musical, leer un buen libro. En fin, bajarle a nuestro excesivo activismo. Posiblemente, también, este sea el momento de reconciliarse consigo mismo.

Ahora es un tiempo favorable para cumplir aquel axioma de san Benito: «Ora et labora», ora y trabaja. Que nuestro Señor venga en nuestro auxilio. Que san José, padre putativo del niño Jesús y esposo de la siempre Virgen María, fiel custodio de los creyentes de nuestra parroquia, interceda por nosotros.

Por: Pbro. Héctor Hugo Rodríguez Martínez, párroco de la Parroquia San José Obrero en Torreón. Artículo publicado en la página de Facebook: Parroquia San José Obrero Torreón.