Consagrando la vida al servicio de la educación

BUENA NUEVA.- El 7 de junio, la hermana María de la Luz Sánchez Del Toro celebró 25 años de vida religiosa, por lo que dio gracias a Dios en una santa misa que fue presidida por el padre obispo Luis Martín Barraza Beltrán y por sacerdotes de la Diócesis, a las 8:30 de la mañana.

La Eucaristía se llevó a cabo en el Colegio Jesús María Echavarría y estuvo presente el alumnado de la institución. La religiosa estuvo acompañada por integrantes de su comunidad religiosa, las Hermanas Catequistas Guadalupanas, quienes en un acto de fe se consagraron a la Santísima Virgen. La celebración concluyó con una amena convivencia.

¿Quién es la hermana Lucy?

Nació el 30 de diciembre de 1966 en Mayrán, municipio de San Pedro de las Colonias, Coah. Es la tercera de 8 hijos y la única mujer. Sus padres son Ignacio Sánchez Roque y Juana Del Toro Herrada.

Aunque su lugar de nacimiento fue Mayrán, creció y vivió en Cadereyta Jiménez, Nuevo León, hasta el día en que ingresó al instituto de Hermanas Catequistas Guadalupanas.

Descubrió su vocación y el llamado de Dios a la edad de 23 años, cuando formaba parte del grupo juvenil en la Capilla San José (Pascua Juvenil), de la parroquia Santuario de Guadalupe.

Ingresó al aspirantado el 4 de mayo de 1991, fecha en la que dejó a su familia, pues tenía que iniciar sus estudios en una  secundaria abierta. Ingresó al  postulantado el  6 de julio de 1991, cuando terminó su educación secundaria; luego, inició los estudios en el Interreligioso de Saltillo.

El 23 de agosto de 1992, ingresó al noviciado, y el 23 de agosto de 1994, realizó su primera profesión religiosa en la capilla de la Casa Central. El 12 de agosto del 2000 fue su profesión perpetua en el Santuario de Guadalupe en Saltillo.

Del 2000 al 2004 realizó su apostolado en el Colegio Jesús María Echavarría como directora de preescolar en Torreón. En este tiempo, del 2001 al 2003, estudió en verano en la Universidad Pontificia de México el Diplomado en Catequética. Posteriormente se le encomendó realizar otros apostolados en diferentes ciudades de México y en Guatemala.

En 2012 regresó a Torreón y se le volvió a encomendar el cargo de directora en el Colegio Jesús María Echavarría, puesto que desempeña a la fecha.

En entrevista para BUENA NUEVA, la hermana Lucy compartió un poco de su experiencia como religiosa:

BUENA NUEVA: ¿Cómo se siente con 25 años de vida consagrada?

Hermana Lucy: Muy bendecida de haber recibido el don de mi vocación religiosa como hermana catequista guadalupana. Muy agradecida con Dios por su amor y su misericordia.

BN: ¿Cómo se dio cuenta de que la vida consagrada era su vocación?

HL: Formando parte de los grupos juveniles, yo deseaba que todo mi tiempo y lo que hiciera, fuera para Dios, no deseaba más que servir a Dios. Y al conocer el carisma de las hermanas catequistas guadalupanas, me dije: «Esto es lo que yo quiero en mi vida».

BN: ¿Por qué elegir la Congregación Hermanas Catequistas Guadalupanas?

HL: Lo que más me llamó la atención de mi congregación fue la alegría y la sencillez de las hermanas. Así como su apostolado, que es la catequesis, la misión y la educación cristiana.

BN: ¿Qué retos ha tenido que enfrentar para desempeñar su vocación?

HL: Recordar cada día las palabras del salmo 99 que he tratado de tomar como lema: «Servir al Señor con alegría». También aprender nuevas cosas cada día, como los estudios académicos y religiosos para desempeñar mejor mi apostolado.

BN: ¿Qué experiencias resaltaría en estos 25 años? 

HL: Las mejores experiencias son las vividas en cada uno de los apostolados que he realizado. También las misiones de Semana Santa con el grupo de Juventud Misionera Echavarría, el grupo que inicié aquí en el Colegio Jesús María Echavarría, y una experiencia de misión en Guatemala.

BN: Su trabajo se desarrolla dentro del ámbito educativo.  En ese sentido, ¿qué retos cree usted que tiene la Iglesia local para seguir formando niños, adolescentes y jóvenes en la fe?

HL: Creo que la prioridad en la educación en la fe, más que los niños, lo son los padres de familia; ellos son los primeros educadores y si eso falta, ya nada puede suplirlo, palabras sabias del Vaticano II.

La escuela católica apoya a los padres de familia. Es un trabajo en equipo. Y un reto muy grande es la ausencia de los padres en la vida diaria de los niños por el trabajo.

BN: ¿Qué mensaje les envía a las jovencitas de hoy en día para que se interesen por la vida consagrada?

HL: La vida consagrada es la mejor opción si descubres que Dios te llama por amor a ser feliz consagrando tu vida en el servicio a los hermanos. Yo después de 25 años sigo amando mi vocación y soy feliz en ella, creo que si Dios me diera la oportunidad de elegir nuevamente, yo vuelvo a consagrar mi vida sirviéndole con alegría como hermana catequista guadalupana.