Corrupción: mal de muchos…

COLUMNA VERTEBRAL
Por: Juan Ceballos Azpe
BUENA NUEVA.- Hace ya 25 años, Alan Riding, analista político norteamericano, auguró la caída del PRI y comentó que el principal obstáculo del gobierno que lo sustituyera sería «combatir la corrupción a fondo, ya que envenena todo el sistema, incluyendo el sector privado, y se encuentra más institucionalizada que en otros países, por lo que será una labor titánica, no solo del gobierno sino de todas las instituciones y de la sociedad, el combatir a fondo ese mal, cuyas profundas raíces será difícil arrancar, aunque no imposible». Un cuarto de siglo y tres alternancias después, la corrupción, lejos de disminuir, ha aumentado, sobre todo en el sexenio anterior, con el contubernio del régimen actual que en 20 meses ya acumula también un buen número de casos.
Y si bien este es un fenómeno universal, la diferencia entre las naciones del primer mundo y la nuestra es la facilidad y la frecuencia con las que se viola la ley, así como el grado de impunidad que se vive en nuestro país, máxime que no existen en México las condiciones objetivas que hagan más fácil y conveniente ser honesto que ser deshonesto; esas condiciones son las leyes y la mentalidad de los que las aplican. Algunas de nuestras leyes son teóricamente perfectas, pero alejadas de la realidad, complejas y demasiado rígidas, por lo mismo, casi impracticables. Así, ante la distancia entre la teoría y la práctica de las normas jurídicas, se fueron creando otras reglas no escritas, pero mucho más realistas, sencillas y flexibles que acabaron por regir nuestra vida pública.
Debemos emprender la labor titánica de un cambio radical de mentalidad, mediante la educación formal e informal, no solo en la escuela, sino en el hogar y en los medios de comunicación, para inculcar el concepto de la legalidad. Se trata de luchar contra la dualidad de conciencia, para expulsar al diablito que nos dice que el que no transa no avanza, y darle alas al ángel que nos aconseja que la honradez premia y el crimen no paga; pero la lucha también es contra la impunidad, COLUMNA VERTEBRAL que sostiene el círculo vicioso de la corrupción. Con una actitud autocrítica, mediante el reconocimiento de que el mal existe, así como con una verdadera voluntad de decisión y acción, será más fácil el cambio. El precio es alto, pero los beneficios, insuperables. ¿Está usted dispuesto a pagarlo?