Dios no tiene covid, abrázalo

Por: Pbro. Juan Carlos Espinoza Gutiérrez, Parroquia San Francisco de Asís
BUENA NUEVA.- Ya no sé cuánto tiempo tengo escuchando aquella invitación a evitar los abrazos, saludos y besos para evitar el contagio de COVID-19, sin embargo para nosotros los humanos un abrazo es muy importante para expresar tantos y tantos sentimientos; es tan reparador un abrazo lleno de cariño y ternura, tanto al recibirlo como al darlo.
No olvidemos a Aquel que siempre está con los brazos abiertos para ofrecernos descanso, reposo, y sobre todo el abrazo reparador de la misericordia de Dios para sus hijos necesitados de cariño y comprensión; más aún en este tiempo de distanciamiento social, en el cual debemos de cuidar que no se convierta en distanciamiento emocional.
Busquemos el abrazo de Dios, porque sentir el abrazo de Dios es incomparable al abrazo de uno de nuestros semejantes. Esto es algo espiritual y no de orden natural y terrenal; cuando estoy abrazado por Dios siento una dulce comunión con Aquel que ha conquistado mi corazón y cuyo abrazo es capaz de dar y devolver la vida.
Cuando Dios me abraza ya no hay dolor, tristeza ni soledad, ya no siento más condenación ni más preguntas por toda mi transgresión y pecados. En sus brazos no hay reclamo por mis pecados. Mi Salvador no me acusa, no me insulta ni me saca en cara mis fallas y mi errores. Él es comprensión escucha y misericordia.
En sus brazos, Dios me ama con tal amor que allí en medio de tal abrazo mi alma descansa en paz y reposa de toda la agonía de esta vida terrenal, ayudándome a vencer todo miedo e inseguridad que la vida pueda tener, para poder avanzar libre de toda enfermedad.
Es un abrazo que libera todo porque estoy guardado por los brazos de mi Salvador. No tengo temor porque estoy abrazado por los brazos tiernos y eternos de Aquel que ha realizado toda la obra de la existencia humana.
Porque el abrazo de Dios es tan tierno y sublime, tan cargado de gracia irresistible, que este abrazo lo debemos de buscar con toda libertad y confianza; de él no debemos escapar; aprovechemos este abrazo libre de COVID-19 y quedémonos disfrutando de su abrazo amoroso tierno y misericordioso que Dios tiene para cada uno de nosotros.