Domingo de Ramos en familia

BUENA NUEVA.- Ante la contingencia sanitaria que nos está tocando vivir, no podremos acudir a nuestras iglesias para vivir los oficios de Semana Santa, pero podremos ser partícipes de ellos a través de los medios de comunicación y vivir los misterios de fe de este tiempo litúrgico apoyándonos en la lectura y meditación de la sagrada Biblia.

BUENA NUEVA, con el apoyo de la Dimensión Diocesana para la Evangelización y Catequesis (DIDEC), de esta Diócesis, te proporciona una guía para que tú con tu familia puedan, de manera vivencial, celebrar y santificar los días santos, realizando ritos sencillos y breves, pero con sólida base en nuestra fe.

Domingo de Ramos

Ve a tu jardín y corta algunas ramas de cualquier árbol, adórnalas con moños o flores, una por cada miembro de la familia. Si se tiene en casa, podremos usar un poco de agua bendita para bendecir los ramos. 

La ceremonia puede empezar en el patio de tu casa, si las circunstancias lo permiten, y hacer una pequeña procesión a la sala, o en el lugar donde se tendrá la celebración. 

Si tienes una cruz o crucifijo en tu casa lo adornas con ramas y flores… si vas a tener velas, con mucho cuidado, adórnalas también.  

De antemano, debes asignar quiénes proclamarán las lecturas. 

Ritos iniciales

Monición: Hermanos, nos reunimos en este lugar para conmemorar la entrada mesiánica de Jesús, pero no solo a Jerusalén, sino además a nuestras vidas, donde lo reconocemos como nuestro Dios y Señor. Nuestros ramos serán el signo de nuestro decidido testimonio con una vida llena de frutos para la vida eterna. 

Reunida la familia, el que dirige saluda de la siguiente manera: 

Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrernos. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Como era en un principio ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 

Hermanos, bendigamos a Dios Padre que nos permite reunirnos en su nombre para aclamar y reconocer públicamente a su Hijo como nuestro Señor y Rey.

R. Bendito seas por siempre, Señor. 

El Evangelio

Monición: La palabra «hosanna» tiene dos significados fundamentales, una tomada del hebreo que significa «salve», y la otra del arameo, la lengua de Cristo, que significa «sálvanos ya», por lo que no se trata de un simple saludo de alabanza, sino que es además una petición urgente, más acorde a la situación que sufría Jerusalén en esa época. Nosotros también, unimos nuestra alabanza a la súplica urgente: Señor, ¡sálvanos ya! 

Posteriormente, se realizará la lectura del Evangelio según san Mateo (21,1-11).

Procesión 

Ahora, se implora la bendición para que perseveremos en el testimonio de una auténtica vida cristiana: 

Te pedimos, Señor, que aumentes la fe de los que tenemos en ti nuestra esperanza y nos permitas a quienes agitamos estas palmas en honor de tu Cristo victorioso, podamos permanecer unidos a Él para que así demos frutos de buenas obras. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

R. Amén.

En silencio, se coloca un recipiente con agua bendita para que cada uno de los miembros de la familia remoje sus ramos (si se tiene en casa) e inicie la procesión, bajo el canto: 

¡Que viva mi Cristo, que viva mi Rey,

que impere doquiera triunfante su ley! (2) 

¡Viva Cristo Rey! ¡Viva!

¡Viva Cristo Rey!

Al llegar al lugar escogido, se dice: 

Te pedimos, Padre de amor, que así como nos has dado a tu Hijo como ejemplo de humildad, nos permitas que podamos imitarle en su entrega y sacrificio, para que podamos también gozar con Él en la vida eterna. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén. 

Liturgia de la Palabra y la Pasión de Nuestro Señor

Comienza la Liturgia de la Palabra: Se recomienda que se proclamen todas las lecturas de este domingo (Is 50,4-7; Fil 2,6-11), pero si por alguna razón grave se aconsejara de otra forma, puede solo proclamarse el Evangelio, aún en su forma breve. 

Una vez concluida la Liturgia de la Palabra, se lee la lectura de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, según san Mateo 26, 14-27, 66. 

Reflexión comunitaria 

Papá o mamá pueden dirigirse al resto de la familia iluminando con ejemplos lo que se ha escuchado. Luego, se hace la profesión de fe.

Ritos conclusivos

Si no va a distribuirse la Comunión, se invita directamente a la oración del padrenuestro. Quien dirige la celebración invocará la bendición de Dios y se santigua, diciendo: 

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. 

R. Amén. 

Luego despide a la asamblea con estas o semejantes palabras: 

Glorifiquemos al Señor con nuestra vida. Vayamos en paz. 

R. Demos gracias a Dios. 

Nota

Es muy recomendable que, a ejemplo de las primeras comunidades cristianas, después de la celebración dominical se concluya con una convivencia fraterna, la misma que san Pablo llamaba: «ágape» (comida fraternal). Hay que procurar que no se trate solo de comer, sino además de convivir.

Fuente: Dimensión Nacional de la Nueva Evangelización y Catequesis (Dinnec).