Educación para el cambio

COLUMNA VERTEBRAL

Juan Ceballos Azpe

Hace 20 años, en el marco del Foro Internacional de Educación Superior, del que México fue sede, se puso de manifiesto nuestro grave rezago en materia educativa frente a EE. UU. y Canadá, además de otras naciones de Latinoamérica como Uruguay, Cuba, Chile, Argentina y Brasil, cuyo nivel de preparación académica era superior al nuestro. Y lo sigue siendo: dos décadas después, la calidad de la educación, lejos de mejorar, ha empeorado. En lo que respecta a lectura, la Unión Americana cada año produce 300 libros por millón de habitantes, mientras que en toda América Latina, solo 122. Es un hecho que el mexicano promedio no lee, a lo que contribuye la pasividad de la televisión, los videojuegos y las redes sociales que, en exceso, atrofian el intelecto e inhiben la creatividad.

Por su parte, los futuros profesionistas y técnicos confrontan un mundo cada día más competitivo, en una lucha sin cuartel por un espacio productivo, mientras que, paradójicamente, al mismo tiempo se denota un divorcio entre la oferta educativa y la oferta laboral, concretamente en nuestra región, donde sobran licenciados que egresan sin posibilidades de encontrar acomodo y faltan técnicos calificados para satisfacer el mercado de trabajo de las empresas que se instalan en los parques industriales. De ahí la urgencia de un cambio de modelo educativo para que vaya más allá de una simple instrucción, que solo capacite, a medias, para un trabajo determinado, sin la seguridad de que, al recibirse de la carrera técnica o universitaria, el egresado podrá ejercerla y no tendrá que sobrevivir de taxista o comerciante informal.

Por desgracia, al respecto, la 4T no alimenta el optimismo y da la impresión de querer que México siga siendo un país de reprobados al carecer de una propuesta educativa y, menos aún, con la nueva titular de la SEP, Delfina Gómez, profesora de primaria más ocupada en política partidista que en política educativa, ya que, en los últimos ocho años ha sido alcaldesa, diputada federal, senadora, candidata a gobernadora e incondicional de AMLO, por lo que es difícil que vaya a poner énfasis en el cambio de una educación informativa a una formativa, así como en la promoción de nuestros valores como seres humanos y como mexicanos. Así, no podremos aspirar a que las nuevas generaciones sean educadas para investigar, cuestionar ni estimular una racionalidad crítica y analítica, capaz de formular preguntas y encontrar respuestas, que son los factores esenciales de la educación para el cambio. ¿No lo cree usted así…? ¡Ánimo!