El agua es fuente de vida

Parte I

BUENA NUEVA.- El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral está plenamente comprometido con el Jubileo de la Tierra propuesto por el Papa Francisco, siendo el cuidado de la Casa Común uno de los temas centrales del actual pontificado.

En cuanto a dicho tema, el agua adquiere una dimensión esencial. El Sumo Pontífice, además, se ha expresado varias veces sobre este tema, especialmente sobre la desigualdad de acceso al agua potable. El precioso líquido y las cuestiones relativas a su protección son objeto de un largo documento titulado Aqua fons vitae. Orientaciones sobre el agua: símbolo del grito del pobre y de la tierra, publicado en junio por el mismo dicasterio.

En ese sentido, el periódico diocesano BUENA NUEVA te compartirá los puntos más destacados de dicho documento:

Aqua fons vitae

Aqua fons vitae: «el agua es fuente de vida», porque es vital para todas las formas de vida. Esta declaración, que con toda razón reconoce el papel esencial del agua, tanto en el origen como en la conservación de la vida en la Tierra, inspiró el título de las contribuciones que el Pontificio Consejo Justicia y Paz preparó para representar a la Santa Sede en los Foros Mundiales del Agua que tuvieron lugar en 2003 (Kyoto), 2006 (Ciudad de México), 2009 (Estambul) y 2012 (Marsella). 

El documento se basa en la enseñanza de los Papas y se inspira en las reflexiones y experiencias de los miembros de las Iglesias nacionales y locales, a lo largo de los siglos. Muchas diócesis, congregaciones, organizaciones de Cáritas, Comisiones de Justicia y Paz, asociaciones de laicos, escuelas católicas y universidades están trabajando en la promoción de la dignidad humana y en la realización de un auténtico desarrollo integral, particularmente en áreas pobres y desfavorecidas, incluso en áreas donde los católicos son una minoría. 

En vista de los retos que ha planteado la crisis causada por el COVID-19, y a la luz de las enseñanzas del Magisterio sobre la interrelación entre todo lo existente, ya sea en ámbito ecológico, económico, político o social, estamos llamados a considerar todos los elementos que contribuyen a elaborar un paradigma para un nuevo modelo de desarrollo. En este sentido, el agua claramente parece ser uno de los elementos que impactan con más fuerza el desarrollo «integral» y «humano». 

El bien común que promueve y persigue la Iglesia no es un programa nacional particular, sino «el conjunto de condiciones de la vida social que permiten a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y fácil de la propia perfección». Sin duda alguna, estas condiciones incluyen «un ambiente seguro», acceso a servicios sanitarios, saneamiento y acceso al agua potable. 

Fuente: Vaticano.