En defensa de la Casa Común

Parte III
BUENA NUEVA.- El pasado 1º de septiembre la familia cristiana celebró la Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la creación, con la que comenzó el Tiempo de la Creación, que finalizará el 4 de octubre, en memoria de san Francisco de Asís. En este período, los cristianos renovarán en todo el mundo su fe en Dios creador y se unen de manera especial en la oración y tareas a favor de la defensa de la casa común.
El tema elegido por la familia ecuménica para la celebración del Tiempo de la Creación 2020 es el «Jubileo de la Tierra», precisamente en el año en el que se cumple el cincuentenario del Día de la Tierra. En la Sagrada Escritura, el jubileo es un tiempo sagrado para recordar, regresar, descansar, reparar y alegrarse.
Un tiempo para alegrarse
En la tradición bíblica, el jubileo representa un evento gozoso, inaugurado por un sonido de trompeta que resuena en toda la Tierra. Sabemos que el grito de la Tierra y de los pobres se ha vuelto aún más fuerte en los últimos años. Al mismo tiempo, somos testigos de cómo el Espíritu Santo está inspirando a personas y comunidades de todo el mundo a unirse para reconstruir nuestra Casa Común y defender a los más vulnerables.
Asistimos al surgimiento paulatino de una gran movilización de personas, que desde la base y desde las periferias están trabajando generosamente por la protección de la Tierra y de los pobres. Da alegría ver a tantos jóvenes y comunidades, especialmente indígenas, a la vanguardia de la respuesta a la crisis ecológica. Piden un Jubileo de la Tierra y un nuevo comienzo, conscientes de que «las cosas pueden cambiar» (LS, 13).
También es motivo de alegría constatar cómo el año especial en el aniversario de la encíclica Laudato Si’ está inspirando numerosas iniciativas, a nivel local y mundial, para el cuidado de la Casa Común y los pobres. Este año debería conducir a planes operativos a largo plazo para lograr una ecología integral en las familias, parroquias, diócesis, órdenes religiosas, escuelas, universidades, atención médica, empresas, granjas y en muchas otras áreas.
Nos alegramos además de que las comunidades de creyentes se estén uniendo para crear un mundo más justo, pacífico y sostenible. Es motivo de especial alegría que el Tiempo de la Creación se esté convirtiendo en una iniciativa verdaderamente ecuménica. ¡Sigamos creciendo en la conciencia de que todos vivimos en una Casa Común como miembros de la misma familia!
Alegrémonos porque, en su amor, el Creador apoya nuestros humildes esfuerzos por la Tierra. Esta es también la casa de Dios, donde su Palabra «se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14), el lugar donde la efusión del Espíritu Santo se renueva constantemente. «Envía, Señor, tu Espíritu y renueva la faz de la tierra» (cfr. Sal 104,30).
Fuente: Vaticano.