Familias convertidas al amor de Dios
BUENA NUEVA.- El primer domingo de marzo se celebra el Día de la Familia en México. La Diócesis de Torreón, a través de la Pastoral Familiar, así como de los grupos y movimientos que trabajan en favor de la familia, estará realizando diversas actividades con este motivo.
Así mismo, el periódico diocesano BUENA NUEVA compartirá en la presente edición y en la siguiente, un estudio sobre la situación actual de las familias, de acuerdo a lo que han observado el Movimiento Familiar Cristiano (MFC) y la Pastoral Familiar.
MFC
Hoy en día las familias están más enfocadas en el tener más, que en el ser. Preocupadas por adquirir cosas materiales, por contar con la más alta tecnología para ellos y sus hijos, es común ver en manos de las personas dispositivos móviles de un alto costo.
Buscan las actividades que mantengan a los hijos ocupados fuera de casa en lugar de lograr una convivencia familiar dentro de ella o al aire libre sin el uso de la tecnología, la conexión a wi-fi es más necesaria que el aire que se respira, que la luz del amanecer o que el suave consuelo que se encuentra en Dios nuestro Señor.
Cada vez vemos a menos familias llevar a sus hijos a compartir un domingo en los parques, correr, jugar y andar en bicicleta. Vemos a los padres y madres de familia que trabajan, ya no para ganar el sustento diario, sino para satisfacer los requerimientos del mundo actual y la sociedad en la que desenvuelven y por consecuencia cansados, sin ánimo de convivir con sus hijos, mucho menos de educar y formar.
Hoy las redes sociales también ocupan un lugar importante en la vida de la mayoría de los seres humanos –no importa la edad, género o condición–; buscan la constante aprobación de sus amigos o lista de contactos en las diferentes redes sociales como Facebook, Instagram, WhatsApp, etc.
De todas las actividades diarias que realizan, están preocupados por un «me gusta» o «like» de las personas ajenas a su familia en los logros personales, conyugales o familiares, cuando lo importante es compartir estas vivencias con sus propias familias.
Hay una ausencia de valores humanos y cristianos en las familias porque se piensa que en las escuelas es donde se debe inculcar éstos. No es retrograda reconocer que los valores humanos y cristianos han sido, deben y seguirán siendo pilares de la célula de la sociedad, llamada familia.
¿Es un reto para los grupos laicos, con un carisma de familia, como lo es el Movimiento Familiar Cristiano, acercar a familias a Dios? Claro que lo es, es todo un reto, pero más que ello, es un privilegio y se preguntaran por qué: Viene a mi mente la obra pictórica «Sagrada Familia», del fray mexicano Gabriel Chávez De la Mora, pues en esa obra se contempla a la familia de María, José y el niño Jesús, con un tinte mexicano; es ahí donde los laicos comprometidos se vuelcan ante la condición actual o sociedad contemporánea, para ir en búsqueda de familias que tengan la necesidad de acrecentar, reafirmar o encontrar los valores humanos y cristianos dentro de ese pilar de la sociedad que conocemos todos como familiar, viendo siempre ese ejemplo de la familia de Nazaret.
Pero el reto no es ir en búsqueda de las familias para lograr un número de afiliados, pues en cualquier fábrica, mercado o centro comercial las hay y las podemos encontrar al ciento por una; el reto inicia en buscar el sí comprometido del laico que decide despojarse de la vergüenza o del qué dirán si me ven hablando de Dios o de la familia en estos tiempos, donde todo y todos están en las redes sociales, en la convivencia superflua; a estas familias te las topas en cualquier lugar y muchas quieren escuchar o conocer el mensaje de Dios, esa Buena Nueva, pero no se atreven a buscar por sí mismos ese conocer más de Dios, esperan a que vayamos y los busquemos.
Es aquí pues, donde nace el reto más grande que el simple ir por un número de personas, hoy en día tenemos que prepararnos para ver qué les duele a las familias, preocuparse por lo que pasa en nuestro mundo, y sobre todo estar convencidos primero nosotros de ser mensajeros de Dios para llevarles la Buena Nueva y enviarles el mensaje adecuado para convencerlos de que se unan al grupo de la Iglesia. Debemos hablar de Dios, que sea Él quien actúe y lleve a cada familia al grupo o parroquia con el que sienta empatía en los diferentes carismas.
El reto de impulsar la unidad familiar es grande y fuerte, pues basta voltear nuestra mirada como sociedad a los sucesos de inicio de este año 2020 en nuestra Comarca Lagunera o en esta última semana al entorno nacional, la economía, etc. Sin embargo, no podemos bajar la guardia y debemos crear estrategias que nos permitan llegar a más.
Hablar de la importancia de la unidad familiar, de no dejar en manos de otros la educación de nuestros hijos.
Los grupos y asociaciones debemos buscar fomentar actividades en los que haya más interacción personal y menos uso de la tecnología. En nuestro movimiento siempre buscamos los espacios en los que haya la convivencia al aire libre, trabajamos los temas en familia, pedimos que en las actividades que se realizan los padres se hagan acompañar de sus hijos, hasta de los abuelos, y organizamos actividades para propiciar la unidad familiar, como el Día de la Familia, el Día del Emefecista, etc. En el MFC buscamos el diálogo en las familias y sobre todo como lo dice nuestro lema de este trienio, buscar que haya «Familias convertidas al amor de Dios, testimonio vivo de santidad».
Por: Laura Espino Hernández y José Antonio Leyva Martínez, presidentes diocesanos del MFC Torreón por el trienio 2019-2022.