Iglesia inicia el Mes Misionero

BUENA NUEVA.- Este mes de octubre es conocido por estar dedicado a las misiones. El día 18, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Misiones; en su mensaje para esta jornada, el Papa Francisco recuerda que este tiempo marcado por los sufrimientos y desafíos causados por la pandemia de COVID-19, el camino misionero de toda la Iglesia continúa a la luz de la Palabra, como en el relato de la vocación del profeta Isaías: «Aquí estoy, mándame» (Is 6,8), es la respuesta siempre nueva a la pregunta del Señor: «¿A quién enviaré?» (ibídem). 

Comprender lo que Dios nos está diciendo en estos tiempos de pandemia también se convierte en un desafío para la misión de la Iglesia. La enfermedad, el sufrimiento, el miedo, el aislamiento nos interpelan. Nos cuestiona la pobreza de los que mueren solos, de los desahuciados, de los que pierden sus empleos y salarios, de los que no tienen hogar ni comida. Ahora que tenemos la obligación de mantener la distancia física y de permanecer en casa, estamos invitados a redescubrir que necesitamos relaciones sociales, y también la relación comunitaria con Dios.

La celebración de la Jornada Mundial de la Misión también significa reafirmar cómo la oración, la reflexión y la ayuda material son oportunidades para participar activamente en la misión de Jesús en su Iglesia.

La cita que enmarca esta Jornada del Domund y este Octubre Misionero, «Aquí estoy, envíame», está entresacada de un relato más extenso de vocación, la del profeta Isaías (cfr. Is 6,1-13). Este texto recoge la experiencia de toda una vida y presenta el retrato completo de la misión de una persona.

En esta experiencia vocacional se identifican cuatro elementos que el Papa deja entrever en su mensaje: 1) Una experiencia fuertemente sentida de la grandeza de Dios y, a la vez, de su cercanía. 2) Una interpelación personal, que le viene de fuera de él mismo y que solicita su disponibilidad para una misión. 3) La réplica espontánea de quien se siente abrumado, y a la vez libre, ante tan importante misión. 4) La confirmación y garantía de que no va a estar solo, porque Dios estará con él.