Jesús, el único camino de Salvación

BUENA NUEVA.- Los católicos laguneros nos preparamos durante 40 días para vivir los días santos del misterio pascual de Cristo. La creatividad salió a relucir al presenciar cómo desde sus hogares, las familias, grupos y movimientos parroquiales evangelizaron mediante diversas actividades didácticas, a fin de que hasta los más pequeños participaran en la celebración del mensaje de Salvación de nuestro Señor Jesucristo.

Así, de una forma diferente, la Iglesia de todo el mundo vivió una Semana Santa sin precedentes a causa de la pandemia por COVID-19. Las misas de esos días fueron transmitidas por televisión y a través de plataformas digitales en vivo, mientras que los medios impresos y la radio hicieron lo propio dando un mensaje de esperanza a la comunidad. 

En la Diócesis de Torreón, el señor obispo Luis Martín Barraza Beltrán, junto a los sacerdotes de la Catedral, presidieron de forma privada cada uno de los oficios de los días santos. Las celebraciones fueron emotivas y una oportunidad para unir al pueblo de Dios en oración, para que, a través de este signo de fe, Dios Padre nos libere de esta pandemia. 

BUENA NUEVA te comparte pequeños fragmentos de la homilías de don Luis Martín en esos días:

Jueves Santo

La Eucaristía es la fuente y culmen de nuestra vida cristiana, escuchamos decir con frecuencia. Esto es así, porque en ella se hace presente Cristo, para continuar «anunciando la Buena Noticia a los pobres; proclamando la liberación a los cautivos, dando vista a los ciegos, liberando a los oprimidos y proclamando el año de gracia del Señor» (Lc 4,18-19). 

Jesucristo es el sacramento del amor de Dios, que nos deja la Eucaristía y el sacerdocio, y en ellos, también, nos deja a la comunidad de creyentes y a cada hermano, como signo de su presencia.

Viernes Santo

Ahora podemos contemplar la obra de Jesús desde el acto culmen de su Pasión, como revelación de la verdad, según sus palabras a Pilato: «Soy rey, como tú dices. Y mi misión consiste en dar testimonio de la verdad. Precisamente para eso he nacido y para eso he venido al mundo. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz» (Jn 18,37). 

La verdad de Dios se ha manifestado en Jesucristo y los humanos prefirieron las tinieblas a la luz, nos dirá san Juan (Jn 1,10-11). Conocemos las enseñanzas de Jesús, que serán la verdad que lo llevará a la muerte: «Los últimos serán los primeros y los primeros los últimos».

Sábado Santo

Nuestra fe es de «carne y hueso», no se apoya en una fantasía, sino en un acontecimiento, en algo real. Nuestra fe tiene «pruebas», a condición de que quien las pida tenga una visión justa de lo que es un ser humano, es decir que no lo reduzca a lo que mastica, digiere y demás. 

No se avergüencen, no se disculpen por ser creyentes, al contrario, siéntanse orgullosos, salgan a decir a los cuatro vientos que Cristo ha resucitado, y que cada uno de los creyentes es una prueba, porque siente al Espíritu dar testimonio de ello en su corazón, está convencido; y a las pruebas de una vida conforme al Evangelio nos remitimos. 

Domingo de Resurrección 

Existe una relación muy profunda entre la Resurrección y la fe. La Resurrección solo puede ser comprendida en el contexto de la fe, no existe sin ella.

La Resurrección nos invita a entrar en la originalidad de la obra de Dios. Él no es un Dios de muertos, sino de vivos (Mt 22,32). No es éste producto de la fantasía o de la imaginación humana. No es una invención de los discípulos que pretenden honrar a su maestro resucitándolo aunque sea en el discurso. Estamos frente a la creatividad inaudita de Dios, que hace nuevas todas las cosas.