Jubileo de la Tierra

Por: Mons. Luis Martín Barraza Beltrán, obispo de Torreón

BUENA NUEVA.- Entre el 1º de septiembre, día en el que los cristianos celebramos la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, y el 4 de octubre, memoria de san Francisco de Asís, se extiende el Tiempo de la Creación. Durante este periodo, los creyentes en Cristo estamos invitados a renovar nuestra fe en el Dios creador y a unirnos de manera especial en la oración y tarea a favor de la defensa de la Casa Común. El tema elegido por el Consejo ecuménico de las Iglesias para este año es: Jubileo de la Tierra. En el 2020 se cumplen cincuenta años de celebrarse el Día de la Tierra, y cinco de la encíclica Laudato Si’. 

En su mensaje, con motivo de esta Jornada de Oración, nos dice el Papa Francisco que el jubileo es un tiempo de gracia para hacer memoria de la vocación original de la creación a ser una comunidad de amor: «Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la madre Tierra» (LS, 92).

El Papa nos invita a hacer de la creación un lugar de encuentro con Dios y no solo un material que podemos explotar y consumir. La idea de creación nos remite a un creador que ha puesto en su obra un proyecto que nos gozamos en conocer y respetar: «Escuchemos el latido del corazón de todo lo creado. En efecto, ésta ha sido dada para manifestar y comunicar la gloria de Dios, para ayudarnos a encontrar en su belleza al Señor de todas las cosas y volver a Él (S. Buenaventura). La tierra de la que fuimos extraídos es, por tanto, un lugar de oración y meditación: “Despertemos el sentido estético y contemplativo que Dios puso en nosotros” (QA, 56)».

«Declararán santo el año cincuenta y promulgarán por el país liberación para todos sus habitantes. Será para ustedes un jubileo» (Lv 25,10). Inspirado en este texto, el tema de esta Jornada de Oración nos recuerda que el Pueblo de Israel era invitado a descansar de su trabajo habitual, para permitir que la tierra se regenerara y el mundo se reorganizara, gracias a la baja del consumo habitual. «Hoy, nuestro estilo de vida empuja al planeta más allá de sus límites. La continua demanda de crecimiento y el incesante ciclo de producción y consumo están agotando el medio ambiente. Los bosques se desvanecen, el suelo se erosiona, los campos desaparecen, los desiertos avanzan, los mares se vuelven ácidos y las tormentas se intensifican: ¡la creación gime!»

Desde el grito de la creación, el Papa Francisco pasa al grito de los pobres y los hermana en un único clamor: «El jubileo es un momento para reparar la armonía original de la creación y sanar las relaciones humanas perjudicadas… No debemos olvidar la historia de explotación del sur del planeta, que ha provocado una enorme deuda ecológica, principalmente por el saqueo de recursos y el uso excesivo del espacio medioambiental para la eliminación de residuos… hacen en los países menos desarrollados lo que no pueden hacer en los países que les aportan capital».