LA IGLESIA CATÓLICA PIERDE CAMINOS CON ALGUNOS DE SUS PASTORES
AREÓPAGO Por Jesús de la Torre T. Pbro.
Hay muchas observaciones que nos hablan sobre las causas de los templos vacíos, de la ausencia de la práctica de los Sacramentos, del desprecio a la vida cristiana, de la estampida de creyentes para otras denominaciones cristianas, de la burla y hasta el desprecio de la creencia católica. Muchas otras razones válidas son ciertas como factores que revelan por qué estamos como estamos
Y porqué, a pesar de saberlo, no nos remediamos. Hay teólogos muy eruditos quienes con todo su amor a la Iglesia, nos señalan que la atención a los pobres debe ser prioritaria y cuando ésta se olvida el camino lo desviamos, y no se trata de una novedad sino de no ir por el camino del deber.
Conforme ve uno en los periódicos locales, advertimos que los Sacramentos se han convertido más en páginas de sociales que en compromiso cristiano que se proyecte evangélicamente en la sociedad tan necesitada de inspiración cristiana en sus costumbres y estructuras comunitarias. A los sectores comunitariamente ricos, se les atiende bien, conforme a sus costumbres y gustos; pero no es lo mismo con relación a los pobres a quienes se les da la misma instrucción que a los ricos y para ricos. Los pobres necesitan oír un mensaje que les den una buena noticia de gozo a su situación de pobreza. Por otra parte, para ser parejos en la enseñanza, los ricos deberán entender la aplicación de la vida de los Sacramentos, entendiendo que los predilectos de Jesús son los pobres.
La Iglesia es para todos por lo que nunca se tratará de excluir a nadie, pero aún en la administración de los Sacramentos, hay que meditar seriamente cómo llegar a los pobres, los que tienen la vida en peligro por el hambre, la enfermedad, la amenaza de la muerte temprana. La Biblia tiene una abundancia extraordinaria de la inclinación de Dios por los pobres. Esta opción no es un particularismo humano sino una radical opción evangélica por el pobre y el abandonado por la sociedad actual. Cuando el camino cristiano es equivocado, lo más seguro es que se acuda al salón de fiestas, al banquete, a los muchos invitados para que ejecuten el alboroto social, que importa que no hayan ido a la celebración religiosa del templo, más aún, si no saben de qué se trata el festejo, lo que importa es el sabroso banquete con la buen bebida, y sin olvidar la gratitud a la benevolencia del compadre que aunque no lo sea, de ahí en adelante, lo será. ¡No faltaba más!