Laudato Si’, un llamado más necesario que nunca

BUENA NUEVA.- En el 2015, el Papa Francisco publicó una encíclica histórica, quizá la más importante jamás escrita, intitulada Laudato Si’, en la cual advierte al género humano de la gran crisis civilizatoria y ambiental a la que hoy nos enfrentamos. En este maravilloso documento, el Papa trata desesperadamente de hacernos comprender que, si no actuamos, si no tomamos acciones para cambiar el rumbo de la crisis, la humanidad se encamina al fin de su existencia. A cinco años de su publicación, poco se ha avanzado, y su gran propuesta parece olvidarse tanto por laicos como hasta en el seno de la propia feligresía católica.

Mientras tanto, nuestro propio planeta, «nuestra Casa Común», como le llama el Papa, sufre y se desangra con la tala irracional de selvas y bosques, con la contaminación de ríos, lagunas y mares, con la desaparición de especies animales y vegetales, con la sobrexplotación de la pesca, la contaminación del aire, el derretimiento de los polos, la sobrexplotación de acuíferos y, sobre todo, el calentamiento global. 

Los síntomas y los signos de esta enfermedad del planeta los vemos y sentimos día a día, tormentas y sequías cada vez más devastadoras y constantes, aumento de las luchas por el agua, el hambre que crece y las enfermedades que se multiplican. 

Hoy, una pandemia parece recordarnos que nuestro planeta está enfermo, que debemos parar el modelo de tener más por el de ser más, menos materializados, pero más espiritualizados.

Yo me pregunto, y te pregunto: ¿qué estamos haciendo para parar la crisis?

¿Dónde queda el amor por nuestros hermanos, por nuestra familia y por nuestros hijos, y dónde queda el amor a las generaciones venideras?

El amor se demuestra con hechos, con actos: «Dios es verbo, no sustantivo». Por eso debemos actuar hoy, es el momento. De lo contrario no habrá mañana. Pero solo lo lograremos juntos. Como lo ha dicho el Papa Francisco: «Nadie se salva por separado, solo nos salvaremos juntos, a través de una solución completa e integral». 

Por: Rafael Zuno Sandoval, colaborador en el Centro de Derechos Humanos Juan Gerardi.