Lecciones del pasado para la nueva década

COLUMNA VERTEBRAL

Juan Ceballos Azpe

El inicio de la tercera década de este siglo XXI y tercer milenio es propicio para un replanteamiento de la situación socioeconómica por la que vive nuestro país, ya que no es posible seguir igual: México se debe reinsertar dentro del nuevo orden mundial y adaptarse a los cambios que los signos de los tiempos imponen, con la vista puesta en el futuro en lugar de aferrarse a viejas fórmulas del pasado que nos hundirán aún más en el subdesarrollo. No hay ni hubo una cultura de planeación y realización de programas a largo plazo. Las administraciones federales del último medio siglo han gobernado para el corto plazo, siendo precisamente los propios gobernantes, todos, desde Luis Echeverría hasta el actual, quienes han hecho estallar las crisis económicas a través de políticas erróneas y de manejos irresponsables.

Para muestra un botón: a principios de la década de los 60 México tenía un PIB por habitante de 334.7 dólares: más del doble del de Corea del Sur, que era de 157.9 dólares; 40 años después, México alcanzó un PIB per cápita de 3 mil 680 dólares, equivalente a la tercera parte del logrado por el país asiático que era de 10 mil 550 dólares. ¿Qué sucedió para que la diferencia inicial se revirtiera? Fue la pérdida de la brújula y el extravío de la economía mexicana que inicia en los años 70 y se acrecentó durante las últimas décadas, sobre todo, después de la crisis de la deuda que estalló en 1982, provocada por el manejo erróneo de políticas macroeconómicas. A partir de entonces los costos sociales han sido enormes: sólo en el periodo 1983-1999, según cifras del Banco Mundial, los salarios contractuales perdieron 64% de su poder adquisitivo, los salarios mínimos perdieron 70% de su poder de compra, situándose por debajo del poder adquisitivo de 1947, y de pilón: más de 20 millones de mexicanos pasaron a engrosar las huestes de la pobreza y la indigencia. 

Por desgracia, en el presente siglo y milenio, la situación no mejoró con los gobiernos del PAN y menos con el regreso del PRI mientras que, con el actual, que sembró la semilla de la esperanza, a dos años cosecha más dudas que certezas, con un panorama poco alentador ante el regreso de viejas políticas setenteras fracasadas. Dice un proverbio japonés: “Hay que estudiar el pasado para aprender el futuro”, lo que deberá tener muy en cuenta la 4T, porque la historia nos dice que los pueblos que olvidan su pasado están condenados a cometer los mismos errores, y tal parece que el nuestro ha sido un pueblo muy desmemoriado porque seguimos tropezando con las mismas piedras que nos han hecho caer una y otra vez. De ahí que no sólo el gobierno sino la sociedad civil en general y sus organismos intermedios debemos aprender muy bien las lecciones del pasado, COLUMNA VERTEBRAL para iniciar la nueva década construyendo un mejor futuro para todos. ¿No lo cree Usted así…? ¡Ánimo!