Los obispos mexicanos en las coyunturas sociales
AREÓPAGO
Por Jesús De la Torre T., Pbro.
La voz de los obispos, en buena teología, es una voz altamente acreditada. Publicaron un mensaje al pueblo de México en el que abordan varios problemas coyunturales actuales en el pueblo de México, como lo son la pandemia, la pobreza y la desocupación de miles de pobres; las vacunas como una esperanza de que tanta enfermedad y muerte disminuyan; la violencia que no deja de ser activada por el narcotráfico; un número alarmante de candidatos asesinados; el maltrato a los migrantes; los niños sin la salud de las aulas escolares; el aumento de las trifulcas en los hogares, etc.
Los obispos son personajes importantes en las distintas regiones del país. Ocupan un puesto relevante por el que son muy escuchados por sus diocesanos. Son más de cien los obispos residenciales. Su voz es muy notable donde presiden a su grey. Aunque no se sea católico, o se sea indiferente, no se puede negar el papel social que representan hoy por hoy. Pero sale un comunicado al pueblo de México, como el que comentamos, y no deja de ser muy extraño el que los medios de comunicación no le den el suficiente eco y que sí divulguen cualquier opinión de gente no muy calificada, al que el medio de comunicación le concede el título de comentarista renombrado. Los obispos saben, tanto por capacidad de analistas como por verdaderos expertos que consultan, que actualmente se juegan muy notables asuntos en el país, que no son cualquier cosa, como la militarizan de las fronteras del país; las abundantes descalificaciones que anulan las exigencias de unidad nacional, de la que estamos tan urgidos; la ideología de género que salta, un día sí y otro también; así como el calificativo de atrasado, conservador, de peleas pasadas y que cualquiera descalifica las mejor fundadas opiniones, porque la ideología, o sea, la justificación de una postura injusta, va por encima de todo.
La voz de los obispos se formula después de una amplia consulta a los laicos, a los pastores que trabajan junto con los obispos, y nunca dan un mensaje sin traer el acompañamiento de esta amplia consulta. No tienen voz de quienes solos chiflan en la loma. Juntamente con el papel de vigías que ejercen en sus respectivas diócesis, son lo suficientemente prudentes, aunque estén jóvenes, para no emitir una opinión sobre costumbre o sobre la fe, que no esté ampliamente consultada, ya que el papel con el que se la juegan tiene que ver mucho sobre el pastoreo.