Nuevo año litúrgico

Por Mons. Luis Martín Barraza Beltrán
Con el primer domingo de Adviento damos inicio a un nuevo año litúrgico. El evangelista que nos irá guiando para celebrar el misterio de Cristo durante los domingos será san Marcos. Es cierto que en los tiempos litúrgicos fuertes como Adviento-Navidad, Cuaresma-Pascua, se intercalan los demás evangelistas. El ciclo de lecturas será el B. Vale la pena tener una visión general del Evangelio de san Marcos. Les propongo algunas ideas del P. Luis Mosconi sobre este éste.
El Evangelio de san Marcos está organizado en base a dos preguntas:
1. ¿Quién es Jesús de Nazaret?
2. ¿Cómo ser sus seguidores y seguidoras?
Por ahora digamos algo sobre la primera pregunta:
a) Jesús de Nazaret es el misionero del Reino de Dios. Así comenzó Jesús su misión: «El plazo se ha cumplido. El Reino de Dios está llegando. Conviértanse y crean en el Evangelio» (1,15). Jesús quería vida plena, dignidad y libertad para todos. El Reino de Dios es el reino del abrazo y del perdón, de la misericordia y de la libertad, de la intimidad con el Padre y de la fraternidad universal.
b) Jesús de Nazaret es una persona que rechaza la publicidad y los aplausos fáciles. Cuando Jesús realizaba algunos milagros, pedía que no se hiciera propaganda (1, 43-44; 5,43; 7,36; 8,28). Ordenaba a los demonios que se quedaran callados (1,25; 1,34; 3,11-12). A lo máximo, lo que pedía a las personas curadas era que anunciaran la misericordia de Dios (5,19-20).
c) Jesús de Nazaret, vida vivida en medio de los conflictos. Impresiona ver cómo Jesús enfrentaba los conflictos: con seguridad y coraje (14,48), indignación y firmeza (3,1-6), sabiendo lo que hacía (2,16-17) y asumiendo las consecuencias (8,31; 9,31; 10,33-34). En resumen, los asumió serena, libre y valientemente.
d) Jesús de Nazaret, una persona extraordinariamente libre y liberadora. Jesús fue libre porque fue fiel a la voluntad del Padre desde el comienzo (1,38) hasta el final (14,36). Para mantener viva esa libertad interior, Él creaba espacios de oración y meditación personal (1,35; 6,46). Era esa intimidad con el Padre lo que sustentaba esa libertad.
e) Es el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús nunca fue detrás de títulos, su práctica era de verdadero Mesías que traía tiempos mesiánicos, tiempos de vida y de paz para todos, conforme a lo que había anunciado el profeta Isaías (11,1-9). La práctica de Jesús sorprendía, despertaba admiración, encantaba.
f) Jesús de Nazaret es el Mesías, siervo sufriente y vencedor. Jesús fue entendiendo su vida a la luz de la misión del siervo sufriente, conforme había escrito el profeta Isaías (40-55), sobre todo (Is 52, 13-53, 1-12).
g) Jesús de Nazaret es el Hijo del Hombre. Jesús siempre se presentaba públicamente como el Hijo del Hombre (2,10.28; 8,31.38; 9,9.12.31; 10,33.45; 13,26; 14,21.41.62). Esto quiere decir que es el pobre que derrumba y vence a los poderes de la muerte, los poderes de este mundo que oprimen a los humanos.
e) Jesús de Nazaret, un Mesías pobre y humilde al servicio de la liberación de los pobres. Jesús enseñó un nuevo tipo de poder y dio ejemplo: ¡el poder como servicio!
f) Jesús de Nazaret, el crucificado, es el Hijo de Dios. ¡Él resucitó y está vivo! Esta certeza da fuerza y mucha paz.