Parroquia pide amor y respeto para los animales
BUENA NUEVA.- El 15 de noviembre se realizó la bendición de mascotas presidida por el párroco de la Parroquia San Martín de Porres, el Pbro. José de Jesús Cordero Rodríguez. Lo anterior, en el marco de las fiestas patronales de dicha comunidad.
A la bendición asistieron fieles acompañados de sus mascotas: perros de todos los tamaños, gatos, algunos pájaros y uno que otro reptil.
En la homilía, el padre Cordero Rodríguez resaltó algunas de las características de la vida de san Martín de Porres, su cercanía y empeño por el cuidado de los animales a su alrededor. También, pidió que se hiciera conciencia sobre el cuidado que debemos tener hacia nuestra Casa Común y con todo ser viviente que habita en ella.
Al terminar la celebración, el padre se acercó con los fieles y sus mascotas, agradeció su asistencia y se tomó con ellos una foto para el recuerdo.
¿Qué dice la Iglesia católica sobre los animales?
El Catecismo de la Iglesia católica señala que «Los animales son criaturas de Dios, quien los rodea de su solicitud providencial (cfr. Mt 6,16). Por su simple existencia, lo bendicen y le dan gloria (cfr. Dn 3,57-58). También los hombres les deben aprecio. Recuérdese con qué delicadeza trataban a los animales san Francisco de Asís o san Felipe Neri» (2416).
A esos santos se podría añadir el ejemplo de san Martín de Porres (1579-1639), el humilde dominico de Perú al que siempre se le refirió como «pobre mulato», y que como tal sufría los prejuicios de su sociedad. Lejos de guardar rencor a los que le eran injustos, buscó la justicia por medio de la caridad y fue justo también en su trato a los animales, sin sobreponerles a las necesidades de los hombres. Comprendía muy bien que la justicia requiere considerar todo según el plan divino:
«El séptimo mandamiento del Catecismo de la Iglesia católica exige el respeto de la integridad de la creación. Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura» (cfr. Gn 1,28-31).
El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del universo no puede ser separado del respeto a las exigencias morales. El dominio concedido por el Creador al hombre sobre los seres inanimados y los seres vivos no es absoluto; está regulado por el cuidado de la calidad de la vida del prójimo, incluyendo la de las generaciones venideras; exige un respeto religioso de la integridad de la creación» (cfr. CA 37-38).
Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas. Es también indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres. Se puede amar a los animales; pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los seres humanos.