Presbíteros renuevan sus promesas sacerdotales

BUENA NUEVA.- En la fiesta de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María, la Diócesis de Torreón celebró una santa misa crismal en la que el señor obispo Luis Martín Barraza Beltrán oró por el personal sanitario que sigue luchando día con día para salvar la vida de aquellas personas contagiadas de COVID-19.

Esta celebración debió haberse llevado a cabo durante la Semana Santa del presente año (9 abril), sin embargo el Papa Francisco emitió un comunicado a los obispos del mundo, señalando que dependiendo de la gravedad de la pandemia en cada país, ellos tenían la facultad de decidir si posponían la misa crismal o no. 

Fue por este motivo que el señor obispo Luis Martín pospuso la fecha para el 8 de septiembre, día en el que el presbiterio de Torreón se hizo presente en la Capilla de la Resurrección de Centro Saulo a las 10:00 de la mañana. 

La celebración, misma que presidió el señor obispo Luis Martín Barraza y la cual concelebró el obispo emérito don José Guadalupe Galván Galindo junto al presbiterio, tuvo dos momentos particulares de una misa crismal: en el primero los presbíteros renovaron las promesas sacerdotales, conmemorando el día en el que Cristo comunicó su sacerdocio a los apóstoles .

Otro momento fue la bendición y consagración de los óleos que se usan en todas las parroquias a lo largo del año para los diversos sacramentos. En su homilía, Mons. Barraza Beltrán invitó y motivó a los sacerdotes a seguir trabajando en la construcción del Reino de Dios en estos tiempos de pandemia. Así mismo, hizo un llamado a los jóvenes para que continúen apoyando a la Iglesia diocesana en las diferentes actividades sociales. 

Sobre los santos óleos

En total son tres los aceites que se bendicen y se consagran en la misa crismal, la cual siempre oficia el obispo de la Diócesis. Son el óleo de los enfermos, el óleo de los catecúmenos y el santo crisma. 

Están hechos con aceite de olivo que diversos fieles donan. El santo crisma, además está mezclado con esencias aromáticas de nardo, gardenias, clavel, jazmín, lilas, sándalo, rosas y violetas. Por eso tiene un brillo y un aroma especial. Es usado en las celebraciones de Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y en la consagración de templos u otros objetos que se quieren hacer sagrados.

El óleo de los enfermos y el de los catecúmenos se bendicen, y el santo crisma se consagra. Los tres se deben de guardar en el sagrario, el lugar más digno y con más honor de las iglesias.