Profesores… y «pobresores»

COLUMNA VERTEBRAL

Por: Juan Ceballos Azpe

El 15 de mayo de 1918 se rindió Homenaje al magisterio nacional por primera vez en nuestro país, luego de que el 29 de octubre del año anterior, en plena lucha revolucionaria, el Congreso de la Unión aprobara la iniciativa de señalar un día para honrar a los sembradores del saber.

20 años después, en el régimen de Lázaro Cárdenas, surgió el SNTE: Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, también en una fecha como esta, pero de 1937.

La conmemoración es propicia para realizar una reflexión de la abismal diferencia entre los que son auténticos profesores, apóstoles de la enseñanza, y los nefastos «pobresores» sin vocación que obstaculizan el desarrollo integral del alumno.

El maestro debe ser el centro del sistema educativo, y no lo es en la actualidad; su capacidad de decisión ha sido desplazada por el sindicato, por la burocracia y por las autoridades magisteriales cuyos objetivos en su mayoría son más políticos que pedagógicos y didácticos.

Educar debe entenderse en un sentido mucho más amplio que el de impartir un determinado programa de estudios para inculcar conocimientos en las diversas áreas del saber humano; hay que enseñarle al niño y al joven a integrarse a la vida moderna.

Hay que enseñarle no solamente a repetir mecánicamente las palabras y los números, sino a participar en el proceso de la vida regional y nacional para hacer de cada lagunero y de cada mexicano un ciudadano activo, responsable y libre.

Al estudiante mexicano se le enseña a repetir datos y cifras, pero no a pensar; a memorizar, no a razonar; a aprender nombres y fechas, no a contextualizar; a recibir materias, pero no a analizar. ¿Y cómo se pretende que los niños y jóvenes estudiantes aprendan a pensar, a razonar, a contextualizar y a analizar, si la mayoría de los profesores no saben hacerlo?

El país necesita una educación que contribuya a formar al ciudadano autónomo y crítico, que tenga capacidad para luchar por sus derechos y, al mismo tiempo, cumplir con sus obligaciones y hacerse responsable.

De ahí que el magisterio del país y la región tiene la gran responsabilidad de enfrentar el reto de transformar a fondo y renovar por completo el sistema de enseñanza, mediante un cambio radical de mentalidad y actitud, COLUMNA VERTEBRAL del cambio que la patria reclama, para optimizar el nivel de preparación de las nuevas generaciones educadas por verdaderos profesores y sin nefastos «pobresores».

¿No lo cree usted así…? ¡Ánimo!