Que el entorno familiar sea un espacio sano, seguro y armónico

BUENA NUEVA.- El Consejo Nacional de Protección de Menores de la Conferencia del Episcopado Mexicano elaboró una serie de orientaciones a fin de que contribuyan a que el entorno familiar sea un espacio sano, seguro y armónico, especialmente para la infancia y la adolescencia de este país.

Las orientaciones se realizaron en base a la contingencia sanitaria por COVID-19, con la cual se han presentado múltiples retos en todos los ámbitos de la vida cotidiana e impuesto un cambio relevante en la dinámica personal, familiar y social.

¿A qué retos se enfrenta el entorno familiar?

  • Las circunstancias que atravesamos nos exponen a un constante estrés que –de no ser identificado y contenido– puede dificultar una crianza positiva. Vivimos un escenario en el que la convivencia cotidiana en situación de confinamiento, las presiones económicas, el riesgo del desempleo, la falta de un ingreso estable, la polarización social, la vorágine de información, las tendencias alarmistas en redes sociales y el natural temor al contagio, nos pueden colocar en una posición vulnerable de tensión o ansiedad que pueden manifestarse en situaciones de conflicto y violencia familiar, particularmente en la relación de padres e hijos.
  • Otro reto es el caso de familias que se encuentran en estaciones migratorias, en albergues o centros de asistencia social, en comunidades rurales o urbanas marginadas con situaciones de hacinamiento y carentes de servicios básicos, con algún familiar encarcelado o enfermo u otras situaciones semejantes que incrementan el riesgo, tanto de contagio como de violencia.

¿En qué se traduce la violencia familiar?

No solo se traduce en comportamientos de agresión verbal (ej. insultos o gritos), física (ej. empujones o golpes) o sexual (ej. violación, abuso o acoso) sino que también se expresa de formas más sutiles, como la violencia emocional (ej. humillaciones, celos, imposición desmedida de reglas), psicológica (ej. manipulación o chantaje) o económica (ej. ejercer control a través de la limitación de recursos).

¿Cómo crear un entorno familiar sano?

Frente a los retos señalados, los padres de familia y otros adultos que tienen menores bajo su cuidado, tienen una especial responsabilidad de brindarles seguridad, protección y un entorno adecuado para su desarrollo.

Cuidar la salud física y emocional 

El aislamiento en casa y los distintos factores de estrés ya mencionados, pueden ocasionar cambios en los hábitos de sueño y alimentación, incremento en el consumo de alcohol, tabaco, marihuana u otras drogas, así como patrones de ansiedad y nerviosismo que nos impulsen a la violencia. Para contener estos efectos, recordando que no vivimos un periodo vacacional, sino de cuidado, se recomienda:

  • Mantenerse activo y hacer ejercicio. 
  • Vestirnos como si fuéramos a realizar nuestras actividades ordinarias.
  • Tratar de mantener rutinas diarias que incluyan distracciones y pasatiempos.
  • Procurar contacto con otros seres queridos a través de llamadas o videollamadas.
  • Moderar el flujo de información que consumimos a través de noticias o redes sociales.

Cuidado de niñas, niños y adolescentes

La seguridad emocional de los niños depende sustancialmente de la actitud que perciban de los adultos que los cuidan y la forma en como aborden la problemática que se vive. 

Explicarles de acuerdo a su edad lo que está pasando, sin alarmarlos y sin transmitirles incertidumbre o miedo. Por el contrario, que sus palabras les inspiren calma y esperanza, hablando con ellos de forma amable y reconfortante.

  • Enseñarles las medidas de prevención para aumentar su sentimiento de seguridad.
  • Mantener la rutina lo más apegada a lo usual, con un horario estructurado y ofreciéndoles actividades variadas para los ratos de ocio.
  • Limitarles la exposición a noticias y supervisar el uso de sus redes sociales.
  • Convivencia y comunicación familiar durante la crisis.