Reconocer en el camino de Jesús la realidad amazónica

BUENA NUEVA.- La Pascua es, sin duda, la fiesta más significativa para los católicos, ya que representa la culminación del viaje de Jesús, el cumplimiento de su misión y la invitación a todos, sin distinción ni preferencia, a participar en su llamada a contribuir en la construcción del Reino. Es el recuerdo distintivo del camino entre la Encarnación y la Resurrección de Cristo. 

Este año estamos llamados a reconocer de nuevo el camino de Jesús entre nosotros en nuestra hermosa y herida realidad amazónica. No hay ningún retrato romántico sobre la Amazonia en estos días, su belleza está amenazada y sus hijos e hijas están siendo criminalizados, expulsados de sus tierras e incluso asesinados porque se interponen en el camino del llamado «progreso». 

La desigualdad está llegando a un punto en el que cada vez más gente se vuelve descartable, produciendo una sociedad de lo «desechable», donde la diversidad no tiene cabida. Estamos experimentando la crisis climática más grave de la historia y, aun así, no reconocemos el cambio radical que tenemos que experimentar, especialmente por parte de las sociedades más desarrolladas. 

Al enfrentarnos a esto, estamos tentados a perder la esperanza y abandonar cualquier búsqueda de un cambio verdadero, pero aquí es donde la esperanza pascual supera cualquier sentimiento de desesperación: sabemos que la muerte nunca tendrá la última palabra.

La certeza de nuestra esperanza en la Resurrección es el resultado de nuestra confianza en un Jesús que no nos abandona, ya que se ha comprometido con nosotros uniendo su vida con la nuestra. 

Está presente en la belleza de la diversidad de la región amazónica, en las expresiones culturales de las comunidades en las que vive y está presente de manera innegable a través de las semillas del Verbo encarnado, y en la resistencia diaria de las comunidades amazónicas que se niegan a ser dominadas por las potencias de este mundo. Ellas saben que Dios navega con ellas, y que prevalecerán como siempre lo han hecho, tan seguro como que el Cristo resucitado volverá a ellas una y otra vez. 

En este tiempo de Pascua, hacemos una invitación para que su corazón se llene de la indignación esperanzada de permitir que en su interior reconozcan la Resurrección de Cristo en medio de ustedes, y que encuentren su propia llamada a la acción para hacer de este mundo uno mejor.

Fuente: Mauricio López Oropeza, secretario ejecutivo de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).