Viviendo el Triduo Santo con los más pequeños

BUENA NUEVA.- Tras 40 días de preparación mediante la oración, el ayuno y la limosna en la Cuaresma, llegamos a los días centrales de la fe cristiana, y, por ende, de la alegría que inflama la vida del cristiano durante el resto del año: la Semana Santa.
Los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo deben ser vividos con fervor y recogimiento, pero ello no quita que también lo vivamos con alegría, pues estos misterios son el centro de nuestra Salvación y de nuestro nacimiento a una vida nueva.
Pese a que viviremos este tiempo bajo la contingencia sanitaria por COVID-19, no debemos, de ninguna manera, transmitir a los niños la idea de una Semana Santa triste, oscura. Esto sería, sin duda, el peor de los ejemplos que podríamos dar.
Debemos transmitir a los niños la alegría que nace del gran amor que nos ha tenido el Padre para enviarnos a su Hijo Único en rescate por nosotros, y que lo ha hecho voluntariamente porque nos ama.
Hay que comprender nosotros mismos para luego explicar a los más pequeños el significado y las maneras de celebrar este tiempo especial.

¿Qué es el Triduo Pascual?
En el Triduo Santo o Triduo Pascual, la Iglesia conmemora los grandes acontecimientos que vivió nuestro Señor antes de ser crucificado. Esos tres días, que comienzan con la misa vespertina del Jueves Santo y concluyen con la oración de vísperas del Domingo de Pascua, forman una unidad, y como tal deben ser considerados. Por consiguiente, la Pascua cristiana consiste esencialmente en una celebración de tres días (jueves, viernes y sábado), que comprende las partes sombrías y las facetas brillantes del misterio salvífico de Cristo.

Jueves Santo
Comienza el Triduo Santo y la Pasión de Jesús, y se pone de relieve el gran regalo que es la Última Cena, en la que el Señor nos regala el sacramento de la Eucaristía y el sacramento del Orden Sacerdotal. Después es la Pasión de Jesús lo que nos introduce en el misterio del dolor redentor.
Otra tradición que tiene arraigo en los fieles, es la visita a los siete templos y que tiene como marco histórico el recuerdo de Jesús que fue llevado de una autoridad a otra para ser condenado a muerte. Es, por tanto, un acto de desagravio en el que pedimos perdón a Dios por las ofensas que cometimos contra Jesús al haberlo traicionado y entregado a las autoridades de aquella época.
- Del Huerto de los Olivos a la casa de Anás.
- De la casa de Anás a la casa de Caifás.
- De Caifás a Pilato.
- De Pilato a Herodes.
- De Herodes a Pilato.
- De Pilato al Cadalso.
- Del Cadalso al Gólgota.
Este día, el Señor, presente en todos los pobres y desposeídos de nuestra sociedad, sigue siendo traicionado y entregado injustamente a la autoridad y también, por qué no decirlo, sigue sufriendo en manos de quienes tienen poder y, sin respeto a la dignidad humana, maltratan a nuestros hermanos injustamente.
En esta devoción podemos acompañar a nuestro Señor recorriendo la casa reflexionando sobre la injusticia que padeció en todo su juicio y donde fue condenado a muerte.

Viernes Santo
La crucifixión y muerte de Jesús por nosotros centra la meditación. Adoramos la cruz, por la cual Cristo redime el mundo, y somos testigos de cómo Jesús perdona a sus enemigos. Su madre, Santa María, y las otras mujeres, junto a san Juan, están firmes al pie de la cruz.

Sábado Santo
El cuerpo del Señor está en el sepulcro. No se celebra misa, y los altares quedan vacíos. Es el día más largo, el más desolado… pero la desolación no es desesperación. Queda la gran esperanza del triunfo definitivo de Cristo en la Noche Santa, en la Vigilia de Pascua.
Fuente: Dimensión Nacional de la Nueva Evangelización y Catequesis (Dinnec).