¡Y HAY GRADUACIONES COSTOSAS HASTA DE KINDER!
AREÓPAGO (VI/30/VII/2/2023).
Por Jesús de la Torre T. Pbro.
Allá por los años de 1950, cualquier alumno que terminaba la secundaria o algún otro círculo académico, solían celebrarse con un certificado que acreditaba la veracidad que proclamaba que sí era cierto lo que el alumno o sus papás decían; se añadía un juego de algún deporte favorito de los chicos y luego a casa, a disfrutar del título académico. Pero actualmente estos acontecimientos académicos no se dan sin una vestimenta muy costosa, que suele endeudar a las familias, pero también se endeuda por el costo del título, aunque el alumno sea acreditado como brillante. Todavía más, ya hasta los niños y niñas de kínder se gradúan, se visten de lujo y si no tienen con qué pagar se resuelve eso con créditos que hasta los bancos facilitan.
El mercado ha llegado a los diversos grados de la academia, con salones, banquetes, bebidas de altos costos. Y todo se ve dentro de la normalidad. No importa la capacidad demostrada por el alumno. Los salones de fiestas ya son más abundantes que las cantinas en cualquier pueblo. Los trajes de lujo ya se prestan, se rentan o se revenden, al fin que son ornamentos humanos para pocas ocasiones y no son de uso cotidiano. No es que todo se vea mal, pero sobre todo en tiempos de crisis económica se ve necesaria una moderación.
Son tan universales estas costumbres modernas de las celebraciones de fin de algún ciclo escolar que, casi parece una blasfemia hacer advertencias sobre estos temas. Se llega a hasta vender los libros de estudio, con el argumento de que ya se leyeron, como si no fueran sus contenidos, hondura de sabiduría que nos recuerden cómo se enseñó en el pasado, lo que es base para seguir avanzando en el presente. Ya hasta en los libreros mejor adornan los monitos, animalitos, arbolitos japoneses, etc.
Es importante pararnos a reflexionar sobre estos asuntos académicos que tocan tan a lo íntimo las costumbres familiares. Habrá que ser bastante observadores, porque hay ocasiones en la vida, que son el resultado de tantos sacrificios familiares y no deben dejarse pasar sin alguna modesta celebración, pero debe de entrar la moderación y la consideración sobre la situación de la pobreza, que es como una marca de la inmensa mayoría de la gente que se esfuerza “por salir adelante, aunque sea con sacrificio”. Pero no dejemos de hacer distinciones prudentes.