
CODIPACS.- Este domingo 1° de junio se celebrará la °59 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales bajo el lema: “Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones”. El tema procede de la Primera Carta de Pedro (3:15-16).
En el mensaje, el cual fue escrito por el Papa Francisco y dado a conocer a principios del año en curso, se invita a los medios de comunicación del mundo, en especial a los medios católicos, a que comuniquen con esperanza, pues: “Hoy en día, con mucha frecuencia la comunicación no genera esperanza, sino miedo y desesperación, prejuicio y rencor, fanatismo e incluso odio”.
Concretamente, se pide a los comunicadores de nuestra Iglesia, que la información que se difunda sea basada en el mensaje de amor del Evangelio, que construya puentes de diálogo, pero sobre todo que desarme aquella información agresiva y llena de manipulación.
En ese sentido, te compartimos algunos puntos importantes del texto, con motivo de esta jornada:
1.- La comunicación de los cristianos —pero también diría que la comunicación en general— debería estar entretejida de mansedumbre, de proximidad, al estilo de los compañeros de camino, siguiendo al mayor Comunicador de todos los tiempos, Jesús de Nazaret, que a lo largo del trayecto dialogaba con los dos discípulos de Emaús haciendo arder sus corazones por el modo en el que interpretaba los acontecimientos a la luz de las Escrituras.
2.- Sueño con una comunicación que sea capaz de hablar al corazón, no de suscitar reacciones pasionales de aislamiento y de rabia, sino actitudes de apertura y amistad; capaz de apostar por la belleza y la esperanza aun en las situaciones aparentemente más desesperadas; capaz de generar compromiso, empatía, interés por los demás. Una comunicación que nos ayude a «reconocer la dignidad de cada ser humano y [a] cuidar juntos nuestra casa común».
3.- Sueño con una comunicación que no venda ilusiones o temores, sino que sea capaz de dar razones para esperar. Martin Luther King dijo: «Si puedo ayudar a alguien al pasar, si puedo alegrar a alguien con una palabra o una canción, […] entonces mi vida no habrá sido en vano».
4.- El Jubileo nos recuerda que cuantos trabajan por la paz «serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9). Así nos abre a la esperanza, nos indica la exigencia de una comunicación atenta, tranquila, reflexiva, capaz de indicar caminos de diálogo.
5.- No permitir que las reacciones instintivas guíen la comunicación. Sembrar esperanza siempre, aun cuando sea difícil, aun cuando cueste, aun cuando parezca no dar fruto.
6.- Ser testigos y promotores de una comunicación no hostil, que difunda una cultura del cuidado, que construya puentes y atraviese los muros visibles e invisibles de nuestro tiempo.