Pastoral de la Vida queda con un hueco difícil de llenar

Texto dedicado al padre Juan Carlos Espinoza

CODIPACS.- Un gran legado de espiritualidad nos deja el Padre Juan Carlos en cada uno de sus escritos. Su voz, seguirá hablándonos desde el papel, desde cada palabra inspirada por su fe profunda y su compromiso con Dios. A través de su pluma, nos compartió sabiduría, esperanza  y nos enseñó a ver  la vida desde el Evangelio y a descubrir a Cristo en lo cotidiano. 

Ese es, sin duda, el mejor modo de permanecer vivo en el corazón de quienes lo conocimos. El Padre Juan Carlos no sólo fue un sacerdote ejemplar, reconocemos que ha sido un sembrador incansable de la Palabra, y que su vida, como la de los santos, ha sido semilla fecunda. Su espiritualidad se vuelve ahora testimonio, y su testimonio, motivo para elevar nuestras oraciones por su eterno descanso.

En estos tiempos en los que tanto se necesita testimonio, su vida nos recuerda que ser discípulos es un llamado constante a amar, servir y ofrecerse con humildad.  El Padre Juan Carlos no buscó reconocimientos ni aplausos; caminó con sencillez, y en esa humildad dejó huellas profundas. Pidamos porque su vida inspire nuevas vocaciones, nuevas esperanzas y un compromiso renovado con la misión pastoral que él abrazó con tanto amor. 

La Pastoral de la Vida queda con un hueco difícil de llenar. Su partida deja un silencio que nos confronta, pero también una luz que nos guía. Su liderazgo, basado en la compasión y en la firme defensa de la vida, fue siempre claro, valiente y profundamente humano. Quienes trabajaron a su lado saben que su entrega fue total y que su amor por la vida, fue auténtico y profundo. 

Nos queda, sin embargo, el consuelo de saber que tenemos ahora a un intercesor por nuestra causa. Un hombre que en vida defendió con firmeza la dignidad humana, y que ahora, desde la presencia del Padre, seguirá velando por aquellos a quienes sirvió. Oremos por su familia, que enfrenta esta dolorosa separación con fe y esperanza. 

Que encuentren consuelo en el amor de la comunidad, y fortaleza en la esperanza del reencuentro. Hoy lo despedimos con gratitud, con lágrimas sinceras, pero también con la certeza cristiana de que la muerte no tiene la última palabra.  

El Padre Juan Carlos ha vuelto al hogar eterno, y desde allí seguirá acompañándonos con su oración. Descanse en paz, y que su memoria siga viva como semilla de fe, amor y servicio en cada uno de nosotros.

Que así sea.

¡ Padre Juan Carlos vivirás en nuestros corazones !

* PASTORAL DE LA VIDA *

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