Por: Pbro. Mario Alberto Aguilar
CODIPACS.- La solemnidad de la Asunción de María al cielo en cuerpo y alma es una de las festividades marianas más antiguas de la tradición de la Iglesia. En el Oriente, la fiesta de hoy se realiza bajo la evocación de la Dormición de Nuestra Señora.
En los primeros tres siglos de la vida de la Iglesia no hay ninguna referencia a la asunción de María. No fue, si no hasta el siglo IV que San Efrén sostiene que el cuerpo de María no fue corrompido, ello puede interpretarse en clave asuncionista.
Pero fue San Epifanio el primero que habla explícitamente de la Asunción de María: «Al final de la vida terrena de la virgen, su final, lleno de prodigios su cuerpo fue trasladado al cielo» (PG 41,777b). Así comenzaría ya una doctrina más definida sobre la Asunción de María. San Germán y San Juan Damasceno apoyados en textos apócrifos y de la reflexión teológica denominan la festividad de la Dormición de María.
La fiesta comenzó propiamente en oriente en el siglo VI bajo el nombre de la Dormición de María. Luego, llegó a occidente en el siglo VII esta festividad a Roma y tomó forma ya bajo el nombre de la Asunción de María celebrada el 15 de agosto.
Pero no fue hasta el siglo XX que surgió un movimiento asuncionista el cual el papa Pio XII tomó en consideración y luego de consultar a los obispos del mudo proclamó un texto llamado Constitución Munificentissimus Deus erigiendo el dogma mariano de la Asunción de María el 1 de noviembre de 1950 con la solemne definición: «María cumplido el curso de su vida terrenal fue asunta en cuerpo y alma».
En todas las situaciones, María Asunta al Cielo en cuerpo y alma, en ella, Dios da un ejemplo de cómo vivir la vida, como maestro del aprendizaje ante las pruebas más duras por vivir, como señora de situaciones, incluso la más difícil, sobre todo, cuando se trata de experimentar la encrucijada de la vida y, no menos importante, la angustia, el dolor y la muerte.
La fiesta de hoy, por lo tanto, es una fiesta de la esperanza, porque en este día podemos contemplar nuestro destino, el horizonte de nuestro viaje. Es una celebración de la fe, porque sólo ver la luz que este día tiene, abre las puertas de su propia libertad al misterio que no se oculta.
En realidad, hoy es un gran día en el calendario litúrgico de la Iglesia. En este día en muchas comunidades es una gran festividad en otras una más pequeña, pero que a fin de cuentas se celebra de una manera particularmente festiva, haciendo alusión al sentir del pueblo, a su identidad cristiana y su mejor devoción mariana. La solemnidad de la Asunción de María es en nuestro calendario anual uno de esos días que merece ser tomada con gran fervor y como un momento de petición y agradecimiento a la Madre del cielo.
En este día de la fiesta de María recordemos que es en la Resurrección de Cristo que nuestra fe y nuestra esperanza, tienen como fundamento el amor más radical de Dios por sus hijos. Que nuestra Señora de la Asunción siga bendiciendo a todo el Pueblo de Dios, pero hoy en día, sobre todo, a su comunidad parroquial y fieles devotos que se encomiendan a Ella.
El padre Mario Alberto Aguilar, es Cuasi Párroco de la Cuasi-Parroquia San Juan Pablo II. También es director del Instituto Pastoral Pablo VI, en Torreón.