Caminar juntos en la esperanza

AREÓPAGO
Por: Pbro. Jesús De la Torre De la Torre
La Cuaresma de este año, coincide con el Año Santo que lleva como lema: “Peregrinos en la esperanza”. El tema es muy sugerente para la dinámica de la vida cristiana que siempre se identifica con el peregrinaje.
Desde el Antiguo Testamento se registra el hecho de un pueblo siempre en peregrinaje. Andado el tiempo se habla de el “Pueblo de Dios” y, modernamente, con la celebración del Concilio vaticano II (años 1962-1965), a la Iglesia se le llama “Pueblo de Dios”, haciendo precisiones con el asunto bíblico del Reino de Dios.
El peregrinaje humano lo hace más comprensible el fenómeno mundial de los emigrantes que se arrancan de sus lugares de origen, generalmente no por gusto, sino por dificultades de pobreza, de violencia, de persecución, de cambio climático, etc. Desarraigarse de su propia comunidad, es arrancarse de lugares donde la vida se ha originado, con el amor hondo a rinconcitos identificados con el modo de ser de las personas. Comentamos un fenómeno humano que tiene implicaciones con la búsqueda de la paz en los pueblos. No es una acción buena ocuparse en crear dificultades a quienes apenas tienen lo necesario para vivir.
Es tiempo para meditar que los creyentes en Jesucristo están llamados a ser compañeros de viaje, de quienes viajan por la necesidad de vivir. Los adversarios de esta noble tarea son quienes no tienen entrañas de simpatía y misericordia por quienes se ven forzados a arrancase de su tierra. Por eso se ve muy laudable el hecho constado de los muchos albergues que la Iglesia Católica tiene, desde la frontera sur hasta la frontera norte, para darles un auxilio emergente a estos humanos que quieren vivir con dignidad.
Peregrinos que caminan juntos, son tanto quienes van por donde sus pasos nunca habían andado, como los que proporcionan un auxilio con un peso para dormir, un médico, una enfermera para quien el camino a maltratado su salud. La esperanza de que pronto llegarán a donde se habían propuesto, a veces está a un a cientos de kilómetros, pero la vida vale más que las llagas de los pies heridos por el caminar por el piso imprevisto. La vida es primero.
No cabe duda de que nuestro peregrinaje cuaresmal también abarca a las agresiones de los poderosos que hieren a México al que se le debe respetar. Nuestro peregrinaje se lleva la totalidad de nuestra existencia. Eso de que te cobro porque a comprarme lo que produzco, es el colmo de la insensatez.