Hablemos de la visita de la Reliquia de San Judas 

Por: Pbro. Javier Gómez Orozco 

CODIPACS.-.- La fiesta de san Judas, ha sido en los últimos años, muy exaltada y festejada por los fieles, más por la creencia en sus milagros que por su papel como apóstol, como evangelizador y como fiel seguidor de su Maestro: “Jesús”. Los católicos en particular han puesto mayor atención en la actuación del apóstol por las causas imposibles, más que por las posibles y las que seguramente tienen posibilidad mediante la actividad de los creyentes; los que hacen posible la fe y que pueden arrancar milagros directamente de Dios. Los santos son nuestros colaboradores en la obra de salvación; no los que tienen que hacer todo el trabajo.

La Iglesia celebra el mismo día (28 de octubre) tanto al Apóstol Judas como al Apóstol Simón, porque en las listas de los apóstoles en los evangelios aparecen juntos (Mt. 10,4; Mc. 3,18; Lc. 6; 15 y Hech. 1, 13). También porque las noticias que tenemos de ellos, las cuales son pocas, aparecen en su ministerio evangélico, juntos. 

Según la tradición de la Iglesia occidental; Simón predicó en Siria y Judas en Mesopotamia. Se reunieron en Persia donde ambos fueron martirizados. Simón es forma helenizada de Simeón (“el que ha sido oído”) es un nombre hebreo común que hace referencia a una de las tribus de Israel. Para distinguirlo de Simón Pedro, el evangelista Mateo y Marcos lo llaman “Cananeo”, mientras que san Lucas lo llama “Zelote”. 

Ambos términos tienen el mismo significado tanto en hebreo como arameo, las lenguas del Nuevo Testamento. De ahí que los dos términos se apliquen a la misma persona. El sobrenombre de Cananeo significa “celoso” defensor de la fe el cual Lucas traduce por Zelota que hace referencia a un movimiento nacionalista con personas apasionadas, cuidadosas de la fe y las costumbres. 

Es muy posible que Simón, si no pertenecía a dicho movimiento, al menos se distinguiera por su celo y defensa de la ley Judía, de Dios y de su pueblo. Algunos historiadores de la tradición dicen que murió crucificado en Jerusalén y otros dicen que fue martirizado en Persia cortado por la mitad.

En cuanto a Judas; aparece en los evangelios como hermano de Santiago el menor, hijo de Alfeo Cleofás, hermano de San José, el padre de Jesús. El nombre propio Yehuda (en Qumran YWDH), Tal vez significa “alabar” y que traducido al griego quedó como Teudas. Es también nombre de una de las tribus de Israel (Judá) el cual después del destierro se utilizó como nombre propio para acentuar la pureza de la genealogía y con el tiempo llegó a ser uno de los nombres muy populares en toda Palestina y otros lugares de Asia y Europa. 

A Judas se le conoció con el sobrenombre de “Tadeo” (en griego Thaddaios) algunos traducen por Labbaios, pensando que es un nombre común de procedencia Semita, el cual se dice Libay o Lebeo y significa valeroso, en griego se tradujo por Teudas y de ahí Thaddaios. San Jerónimo lo nombró Labbaios argumentando que proviene del hebreo “Lev” que significa corazón, lo cual hace referencia a la magnanimidad, valentía y así cualquiera de los términos significa lo mismo. 

En el relato de la tradición occidental y en la liturgia romana se habla del martirio de los santos Simón y Judas. Del primero hemos dicho que fue  cortado con una sierra por la mitad y de Judas se dice le cortaron la cabeza con una hacha. Dicho documento se atribuye a un tal Abdías que dice, el mismo, fue discípulo de los santos apóstoles Simón y Judas y consagrado por ellos como primer Obispo de Babilonia. Santa Brígida en sus revelaciones cuenta que se le apareció Nuestro Señor y le recomendó que cuando quisiera un favor especial, lo pidiera por intercesión del Apóstol San Judas Tadeo y se le concedería. 

Por ello se ha extendido en tiempos recientes la devoción al Apóstol como abogado de las causas difíciles. Se le representa con la medalla de Jesucristo al centro y una hacha en la mano signos el primero del evangelio que predicó y de su martirio el segundo. Lo principal de estos dos discípulos es que fueron llamados por Jesús y lo siguieron, estuvieron con él, lo escucharon, lo vieron y después dieron valiente testimonio, como los demás apóstoles, de su fe y llenos del Espíritu Santo predicaron el evangelio al mundo. 

A Judas se le atribuye una de las cartas del Nuevo Testamento que se suelen llamar “católicas” por estar dirigidas a una comunidad amplia; los llama “Los que han sido llamados, amados de Dios Padre y guardados para Jesucristo” (1,1). Es una carta muy pequeña; solo un capítulo. Quiere alertar a los cristianos de aquellos que quieren confundirlos con enseñanzas inaceptables y divisiones dentro de la Iglesia, alucinados en sus delirios (v, 8). 

Con palabras muy fuertes los tacha de nubes sin agua zarandeadas por el viento, arboles de otoño sin frutos, dos veces muertos, arrancados de raíz, estrellas errantes para quienes está reservada la oscuridad de las tinieblas por siempre vv,11-13. Tal vez diríamos hoy: “Candil de la calle y oscuridad de la casa”.

Hoy en día, con un lenguaje menos duro, nos dice algo importante, en medio de las tentaciones con las diversas corrientes de pensamiento de la vida moderna. Es necesario mantenernos firmes en nuestra fe y pedir la fuerza de lo alto y la intercesión de los santos Apóstoles Simón y Judas Tadeo. 

Ahora con el privilegio de tener las reliquias de san Judas Tadeo en nuestra diócesis habrá que aprovechar la oportunidad para pedir su intercesión y su consejo para saber cómo vivir nuestra fe en estos tiempos críticos y difíciles para la fe como lo fue también para ellos. Mantenerse firme en la fe es una de las causas difíciles para tan buen abogado, ¿no les parece? Necesitamos fuerza, claridad y valentía como Tadeo ante las contradicciones del mundo que vivimos. También, llamados por el bautismo a ser discípulos y misioneros en nuestro ambiente particular con valentía y convicción.

Al final de su carta nos dice: “Al que puede preservarlos de toda caída y presentarlos ante su gloria sin mancha y gozosos, al Dios único que nos salvó por Jesucristo Señor nuestro, sea la gloria, la majestad el poder y la autoridad desde la eternidad ahora y por todos los siglos”. Hoy de manera especial debemos pedir su intercesión estos momentos de conflictos de la guerra en Ucrania, en Medio Oriente y otros lugares, para que intercediendo por ellos, en primer lugar y a nosotros, nos conceda el don de la paz y nos ayude a mantenernos firmes en la fe, formando un templo santo; cuidando, protegiendo y animando a nuestras familias y comunidades con la fuerza de Cristo y de su Espíritu. Ahí nos dan clases como expertos, san Judas y san Simón, apóstoles, que cultivaron su vida espiritual sin importar las consecuencias a las que ello pudiese llevarles, dando testimonio con su vida, de la fe que profesaron en Jesucristo, el gran maestro de todos los llamados a vivir en la fe y disfruta al fin de la vida eterna. 

Atendiendo a la particular presencia del apóstol san Judas a través de sus reliquias invoquemos su protección y ayuda a nuestra querida Diócesis de Torreón para que nos conceda la gracia de convertirnos todos; pastores y ovejas en promotores valientes del Evangelio. 

Su intercesión nos ayude en causa tan difícil pero no imposible si ponemos la parte que nos toca. Seguramente y con su ayuda, pronto germinará la semilla del Reino en nuestra tierra lagunera. Además del agua espiritual necesitamos de regalo de la lluvia para nuestros campos y comunidades. No será mucho pedir, creo.

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