CODIPACS.- Este domingo, Domingo de Pentecostés, en el que celebramos la venida del Espíritu Santo es, sin lugar a dudas, otro de los domingos más importantes del Año litúrgico.
Los acontecimientos narrados por san Juan en el Evangelio de hoy, tienen lugar al anochecer del día de la Resurrección. El Evangelista nos va indicando que el domingo es el día más importante para los discípulos, porque ese día aconteció la resurrección de Jesús. Es el primer día de la semana. Es el primer día de una nueva creación, iniciada por la presencia y la acción del Resucitado.
Dice el libro del Apocalipsis «Entonces dijo el que está sentado en el trono: Mira que hago un mundo nuevo»(Jn 21,5). En la nueva creación habrá una nueva luz, un nuevo comienzo, una nueva vida, una total recreación. El don del Espíritu Santo es concedido por el Resucitado a los discípulos y a toda la humanidad que es la nueva creación.
Al igual que en la primera creación descrita en el libro del Génesis donde se dice: «Yahvé Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente» (Gn 2,7); en el texto evangélico de hoy el Primogénito de toda creatura repite el soplo creador sobre el Nuevo Pueblo de Dios. El soplo es el aire, es el Espíritu de Dios, que lo penetra todo y, por él, nos transmite la vida de Dios.