La cultura de la violencia

COLUMNA VERTEBRAL

Por: Juan Ceballos Azpe

BUENA NUEVA.- Los signos de los tiempos actuales están marcados por una sensible pérdida de los valores humanos y espirituales, cuya consecuencia inmediata se refleja en el alto índice de asesinatos, secuestros, asaltos, robos, violaciones y todo tipo de crímenes violentos, que apenas dos décadas atrás serían inconcebibles para la comunidad lagunera y que, a fuerza de repetirse, han hecho que poco a poco se vaya perdiendo la capacidad de asombro de la ciudadanía, lo cual es muy grave. Porque cuando se pierde la capacidad de asombro, se empieza a dar un proceso en el que se ve como normal o natural el alto grado de criminalidad y violencia, lo que va mermando la capacidad de respuesta de la sociedad civil, al considerar innecesaria cualquier acción o medida para erradicarlo o, cuando menos, frenarlo.

 Si bien las autoridades gubernamentales son las responsables de la prevención de los delitos y de la procuración e impartición de justicia, cabría preguntarnos: ¿Cuál es el grado de responsabilidad que nos concierne como sociedad civil, por nuestra apatía, negligencia y conformismo ante los embates de esta denominada cultura de la violencia? ¿De qué forma hemos exigido a los funcionarios encargados de la seguridad pública y de los sistemas de justicia una mayor eficiencia y capacidad, para dar mejores resultados en el desempeño de sus funciones? ¿Qué hemos hecho para inculcar y promover los valores humanos, éticos, morales y espirituales en la familia y en la escuela para normar el buen desarrollo de niños y jóvenes, pero sobre todo, cuántas veces se los hemos predicado con el ejemplo?

 ¿Por qué hemos permanecido en una pasividad casi total, permitiendo que un intruso sembrador de la violencia, como la televisión, el internet y los videojuegos, mediante algunos de sus contenidos, penetre en nuestros hogares, contaminando la mente y el espíritu de nuestros hijos? Queden estas interrogantes a manera de reflexión, que debe ser la COLUMNA VERTEBRAL para encontrar las posibilidades de respuesta a estas y otras preguntas, que nos lleven a realizar acciones concretas en la construcción de una sociedad en la que no prive la cultura de la violencia.