La oración falsa y la oración sincera

El «sagrado temor de Dios» es lo que nos hace plenamente humanos: el Papa Francisco hizo esta afirmación en su catequesis durante la audiencia general, con la que completó la serie sobre la oración de los Salmos. A partir de la figura del «impío», es decir de aquel que «vive como si Dios no existiera», que «no teme juicios sobre lo que piensa y lo que hace» Francisco explicó que el libro de los Salmos «presenta la oración como la realidad fundamental de la vida», pues ella es «la Salvación del ser humano».

La oración falsa 

El Papa se refirió luego a la «oración falsa», es decir, aquella hecha «solo para ser admirados por los otros», contraponiéndola con aquella sincera, que «hace contemplar la realidad con los ojos mismos de Dios».

Existe por desgracia una oración falsa, en la que se busca ser admirados, cubrir las propias necesidades o encontrar consuelo. Esa oración, en la que el hermano no está presente, no es una oración cristiana. Como vemos en el padrenuestro, el otro se hace importante y nosotros responsables.

«Quienes van a misa solo para hacer ver que van a misa, que son católicos, o para mostrar el último modelo que han comprado… para hacer una buena figura social, van a una oración falsa», dijo el Pontífice. 

El Papa agregó que la oración no es un calmante para aliviar las ansiedades de la vida: «La oración “responsabiliza”. Para “aprender” esta forma de rezar, el Salterio “es una gran escuela”: todas estas oraciones han sido usadas antes en el Templo de Jerusalén y después en las sinagogas. Por eso, hallamos en los salmos tanto oraciones íntimas, como comunitarias, de modo que la plegaria personal se alimenta de la litúrgica y viceversa. Ambas se convierten en patrimonio de todos».

Amo a Dios, pero no amo a mi hermano

«En la oración del salterio el mundo está siempre presente. En resumen –dijo el Papa–, donde está Dios, también debe estar el humano. La Sagrada Escritura es categórica: nosotros amemos, porque Él nos amó primero».

Francisco concluyó la catequesis con ejemplos prácticos:

«Si alguno dice “amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y hemos recibido de Él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano» (1 Jn 4,19-21).

«Si rezas muchos rosarios al día, pero luego hablas mal de los demás, y guardas rencor en tu interior, si sientes odio hacia los demás, eso es puro artificio, no es verdad. […] Dios no sostiene el “ateísmo” de quien niega la imagen divina que está impresa en todo ser humano. […] Creo en Dios, pero con los demás “distancia”, y me permito odiar a los demás. Esto es ateísmo práctico. No reconocer la persona humana como imagen de Dios es un sacrilegio, es una abominación, es la peor ofensa que se puede llevar al templo y al altar».

Fuente: Vaticannews.