Nuevo directorio pontificio de catequesis

AREÓPAGO
Por: Pbro. Jesús De la Torre De la Torre
BUENA NUEVA.- Apenas la semana pasada, en esta columna semanal, se hablaba de la apertura de una licenciatura de Catequesis, con sede en el Centro Saulo; al momento de escribir esta nota, ya se arrancaron con las primeras lecciones, en línea, como lo ordenan las limitaciones que impone el COVID-19, por lo pronto. Esto da oportunidad para hablar del último Directorio general para la catequesis, del Pontificio Consejo para la Promoción de la Evangelización. Tal documento del alto magisterio de la Iglesia universal apenas fue firmado el pasado 23 de marzo del presente año 2020. Anteceden a este directorio el de 1971, luego vino el de 1997. Este que es el tercero, no será el último, porque la catequesis es una tarea en constante renovación.
Hay que aclarar que los directorios de los que hablamos hoy, son instrumentos que tiene la Iglesia universal, desde el documento Cristus Dominus (Cristo el Señor) del Concilio Vaticano II. Hay varios directorios, menos de 10, en la Iglesia católica, que son instrumentos para orientar, en forma muy amplia, sobre los alcances y límites de las diversas tareas evangelizadoras, tanto en persona como en instituciones. El Directorio general para la catequesis es excelente. No se trata de un documento para todo cristiano, sino sobre todo para quienes están en la enseñanza, cosa muy necesaria cuando vemos que las desorientaciones se propagan entre el pueblo cristiano por cualquiera que se siente maestro, claro, con la calificación de él mismo, por lo que tiene que proclamar qué él mismo es el mero mero petatero.
El Directorio general para la catequesis que comentamos, no ha sido conocido aún en Torreón como objeto de estudio, pues su publicación es muy reciente, pero ya se ofrece en el obispado local y en las librerías católicas. Pronto vendrán directorios latinoamericanos y nacionales, según es la costumbre de los citados documentos. Y para darle seguridad a la enseñanza cristiana, este documento, fruto de un amplio consenso eclesial, será un recurso obligado de meditación y consulta para todo catequista lúcido que quiera estar al día en la enseñanza cristiana, aunque no ha de faltar un despistado que soberanamente afirme ante el pueblo, que él no necesita de ningún directorio, puesto que él cree en el Evangelio, en las ciencias, sin ninguna observación sobre la validez y las afirmaciones científicas, que siendo tan valiosas, no son del todo autónomas, pero muchas veces lo único que se quiere, es que el toro clave cuernos en quienes no saben torear.