Adoración Perpetua parroquial celebró aniversario
BUENA NUEVA.- Hoy en día, la Parroquia Santa Teresita del Niño Jesús es una parroquia de adoración perpetua al Santísimo Sacramento, el cual está expuesto los 365 días del año las 24 horas, y permanece abierta para que la gente pueda acudir a orar frente a Jesús Sacramentado.
El 19 de septiembre pasado, la parroquia ubicada en la Col. Jacarandas, cumplió 19 años de ser una parroquia de Adoración Perpetua, en donde mucha gente ha recibido bendiciones y han experimentado el amor infinito del Señor.
¿Que es la adoración perpetua?
La adoración perpetua es oración continua antes de Jesús Sacramentado. Es una expresión de nuestro amor por Jesús. La hostia consagrada: el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesús, está puesta en el altar y le damos el honor y la adoración.
La adoración aporta ante todo llegar a la intimidad con el Señor y ahondar tal intimidad. Para ningún adorador Jesús es un extraño. La adoración permite vivir más intensamente, con mayor participación, las celebraciones eucarísticas.
Quien adora encuentra paz, una paz desconocida para el mundo. Son muchísimos los testimonios en ese sentido. Personas que nunca pisaron una iglesia y que de pronto por alguna circunstancia o porque el Señor las atrajo entraron a la capilla de adoración y encontraron la paz para ellos desconocida, la que solo puede dar el Señor.
La capilla de adoración perpetua ofrece a todos una estación para detenerse en el camino frenético de la vida. Les ofrece un espacio para reflexionar y dejarse interpelar por la presencia del Dios que nos ha creado y que nos salva.
Resulta asombroso ver cuántas personas anónimas pasan y se detienen en la silenciosa capilla en la que el Santísimo está siempre expuesto y transcurren un tiempo considerable, inmersas en su mundo interior. Muchas veces se trata de personas que vienen de lugares muy distantes, aún de no católicos, o invitadas por amigos. Muchas entran «porque sí, por azar» y se ven atraídas por el poder invisible e irresistible del Señor.
Otro beneficio que se da donde la adoración perpetua es establecida es el servicio de orientación espiritual y de confesiones.
La adoración eucarística en general, y la perpetua en particular, favorecen la participación del sacrificio eucarístico en la misa en la medida en que la adoración significa permanencia con Aquel a quien se ha encontrado en la comunión sacramental.
Mediante la adoración perpetua se descubre y promueve la unidad en torno a Jesucristo Eucaristía al volverse los adoradores conscientes de formar parte de una fraternidad eucarística, de cada uno ser un eslabón de la cadena ininterrumpida de adoración.
Los frutos son incontables: de conversión, de Salvación, de sanación de viejas heridas, de perdón, de reconciliación, nacimiento de vocaciones a la vida religiosa o al matrimonio.
Ya san Juan Pablo II en su encíclica Ecclesia de Eucharistia decía: «El culto a la Eucaristía fuera de la misa es de inestimable valor en la vida de la Iglesia… Es bello quedarse con Él e inclinados sobre su pecho, como el discípulo predilecto, ser tocados por el amor infinito de su corazón… Hay una necesidad renovada de permanecer largo tiempo, en conversación espiritual, en adoración silenciosa, en actitud de amor, ante Cristo presente en el Santísimo Sacramento». Y agregaba: «¡Cuántas veces, mis queridos hermanos y hermanas, he hecho esta experiencia y de ella he sacado fuerzas, consuelo, sostén!» (EE, 25).
Fuente: Parroquia Santa Teresita.