Ante desafíos se crea un nuevo directorio para la catequesis

BUENA NUEVA.- El Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización presentó recientemente el nuevo Directorio para la catequesis, una guía que tiene como propósito orientar al pueblo de Dios sobre la finalidad y las tareas de la catequesis, orientada al contexto histórico actual y con la actualización del magisterio.
Este nuevo directorio –aprobado por el Papa Francisco–, sigue el sínodo sobre la nueva evangelización y la transmisión de la fe cristiana, junto a la exhortación apostólica del Papa Francisco Evangelii gaudium.
¿Qué es el Directorio para la catequesis?
El Directorio para la catequesis es un documento de la Santa Sede confiado a toda la Iglesia. Se dirige en primer lugar a los obispos, primeros catequistas entre el pueblo de Dios. Los más directamente implicados en el uso del directorio, sin embargo, siguen siendo los sacerdotes, los diáconos, las personas consagradas, y los millones de catequistas que diariamente ofrecen con gratuidad, fatiga y esperanza su ministerio en las diferentes comunidades.
A partir del Concilio Vaticano II lo que hoy se presenta es el tercer directorio. El primero de 1971, Directorio catequístico general; y el segundo de 1997, Directorio general de la catequesis, marcaron estos últimos cincuenta años de historia de la catequesis. Estos textos han desempeñado un papel fundamental. Han sido una ayuda importante para dar un paso decisivo en el camino catequético, sobre todo renovando la metodología y la instancia pedagógica.
¿Qué dimensiones aborda el directorio?
Se articula tocando varios temas que no hacen más que remitir al objetivo de fondo. Una primera dimensión es la mistagogia, que se presenta a través de dos elementos complementarios entre sí: ante todo, una renovada valorización de los signos litúrgicos de la iniciación cristiana; además, la progresiva maduración del proceso formativo en el que está implicada toda la comunidad.
Otra novedad del directorio es el vínculo entre la evangelización y el catecumenado en sus diversas acepciones (cfr. No 62). Es urgente llevar a cabo una «conversión pastoral» para liberar a la catequesis de ciertos lazos que le impiden ser eficaz.
El segundo es la mentalidad según la cual la catequesis se hace para recibir un sacramento. Es obvio que una vez terminada la Iniciación, se crea un vacío para la catequesis. El tercero es la instrumentalización del sacramento por parte de la pastoral, de modo que los tiempos de la Confirmación se establecen por la estrategia pastoral de no perder el pequeño rebaño de jóvenes que queda en la parroquia y no por el significado que el sacramento posee en sí mismo en la economía de la vida cristiana. Una última dimensión ofrecida por el directorio se encuentra en ayudar a entrar progresivamente en el misterio de la fe.
El directorio presenta la catequesis kerigmática no como una teoría abstracta, sino más bien como un instrumento con un fuerte valor existencial. En resumen, una catequesis de este género permite descubrir que la fe es realmente el encuentro con una persona antes de ser una propuesta moral, y que el cristianismo no es una religión del pasado, sino un acontecimiento del presente. Una experiencia como ésta favorece la comprensión de la libertad personal, porque resulta ser el fruto del descubrimiento de una verdad que hace libre (cfr. Jn 8,31).