Debate sobre la libertad de expresión

AREÓPAGO

Por Jesús De la Torre T., Pbro.

      En plena campaña electoral, le prohíben a Donald Trump la utilización de alguna plataforma digital por motivos de la difusión de las mentirotas que se aventaba cada tercer día diario. El aludido se inconformó y, como tiene dinero, les contestó que pronto compraría un instrumental adecuado para publicar lo que se le antojara. Pero no todo quedó ahí, a nuestro ejecutivo federal le pareció que eso era un atentado contra la libertad. Posteriormente se dieron otros planteamientos semejantes. ¿Entonces qué? ¿La libertad es tan amplia que se puede barrer a la verdad y pronunciar mentiras impunemente? Esta es la cuestión, dijo Hamlet. 

     Nos preguntamos si la ética no tiene que ver con la información. Muchos dicen lo que quieren sin el menor escrúpulo. Cuando hay algún reclamo se contesta que se es libre para opinar lo que quiera, ¿aún a costa de barrer con la verdad? La información es para adquirir la verdad. Esa es tarea que todo buen informador debe tener en cuenta. La Comisión de Derechos Humanos de la ONU, dice: «Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; ese derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma de impresa o artística o por cualquier otro procedimiento de su elección».

     Pero frente a la enorme extensión de los medios de comunicación, la mayor parte del público se conforma con la lectura de los títulos y la contemplación pasiva de las imágenes, que es donde más cunden el sensacionalismo y la manipulación, sin que discierna entre los diversos géneros periodísticos, desde los editoriales hasta los anuncios. En grave problema nos ha metido la distracción. Esto dígaselo a los jóvenes para que les dé risa un rato, claro que a sus costillas. 

     En muchos sectores, ya la ética se fue por el caño. Ya sabemos muchos que no basta con potenciar la preocupación por la verdad por parte del informador y de los medios que desarrollan su riqueza en los campos de la información- Buena tarea es enseñar al público a usar los medios de comunicación con sentido crítico. Nomás que si no cumplimos con esta tarea, dañaremos al bien común y propiciaremos un desbarajuste social espantoso por habernos comportado como soberanos despistados en un clima de descomposición social, que Dios guarde la hora.